Escribe Dra. Pamela Pizzichillo*
La vejez es una construcción social de la última etapa del curso de vida y el “envejecimiento” es donde las personas mayores se encuentran afectadas por una serie de cambios biológicos, físicos y psico-sociales, que se reflejan cuando interactúan con el medio.
En la actualidad se busca que ellos puedan transitar lo que se llama “envejecimiento saludable” que consiste en un proceso donde se aprovechan las oportunidades de bienestar físico, mental, de participación en la sociedad para que puedan ampliar la esperanza de vida saludable.
En 2015, la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos de las personas mayores, iniciativa impulsada por la República Argentina. En Junio del 2017 adherimos a la misma, por lo cual, ésta es vinculante y obligatoria para nuestro país, tiene jerarquía superior a las leyes de nuestro país. Lo que significa que ante un conflicto con una norma de carácter nacional, siempre se va a aplicar la Convención mencionada.
Los derechos de las personas mayores sirven para reconocer y ejercer por las mismas, todos los derechos humanos y libertades en plena igualdad y sin ninguna discriminación ni violencia. Estos emanan de la igualdad y dignidad propia de todo ser humano.
Entre ellos se encuentra: el “derecho al igual reconocimiento como persona ante la ley”, que consiste en la posesión de capacidad jurídica como persona en iguales condiciones con los demás en todos los aspectos de la vida. Junto a el derecho a la vida y a la dignidad en la vejez.
También poseen el derecho a la libre expresión, opinión y al acceso a la información, sin que haya distinciones que disminuya el valor de la misma por motivo de la edad. El derecho a brindar su consentimiento en forma anticipada, libre y expresa sobre cuestionen que son susceptibles de afectarlos.
Cuentan con el derecho a la participación activa, productiva y plena, para poder erradicar prejuicios y estereotipos que obstaculicen sus derechos. Y además con el derecho a la independencia y autonomía, que consiste en poder tomas decisiones sobre por ejemplo, donde vivir y con quien; también poder decidir sobre su plan de vida conforme a sus creencias y tradiciones.
La persona que envejece tiene el derecho y también debe tener la posibilidad de seguir disfrutando de una vida plena, independiente y autónoma con salud, seguridad, integración y participación en la vida social.
Todos debemos procurar una actitud positiva hacia la vejez, un trato digno, respetuoso y considerado hacia la persona mayor para incentivar como comunidad una cultura de paz. Y de esta forma reconocer la experiencia, sabiduría y contribución al desarrollo de las personas mayores en la sociedad.
*Abogada- Mat L° XLIX F° 018 – Contacto: 03476-15409298
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