Alberto Perassi está desarmando los carteles con la cara de su hija Paula fuera de tribunales, no quiere que nadie lo ayude porque dice que si lo hace sólo es más rápido. Lo hizo tantas veces durante estos ocho años que ya le sale automáticamente. Una mujer pasa caminando lo reconoce y lo abraza y llora, él le devuelve el abrazo y luego se va con su esposa Alicia, con la cabeza a mil revoluciones por minuto, pero agotado luego de cuatro días que duraron las exposiciones del juicio de apelación del caso Paula Perassi, tras jornadas largas donde la parte acusatoria exhibió los errores que consideró que hubo sobre el fallo en primera instancia dictado en mayo por los jueces Strólogo-Campos-Minetti (que absolvió a los imputados) y las defensas de los nueve acusados -cuatro civiles y cinco policías-, fueron contestando con el material probatorio que fue aportado durante el juicio.

Aunque durante las jornadas, había policías que “custodiaban” el ingreso y egreso de la familia Perassi y de los acusados, para que no ocurrieran posibles disturbios, Alberto y Alicia se cruzaron con ellos y sus familiares en todos los cuartos intermedios de las audiencias; es que, a diferencia del juicio, ya no estaban esposados ni imputados, sino absueltos; por lo que los encuentros en baños y en los pasillos de tribunales eran inevitables. Algunas miradas se cruzaban nerviosas, otras se esquivaron y hasta hubo algún saludo de uno de los acusados a Alberto, que éste no respondió.

Sobre el final del cuarto día, luego de que terminaran las réplicas de la parte acusatoria y de las respuestas de las defensas de los acusados, la fiscal María Eugenia Irribarren, solicitó al tribunal que Alberto Perassi pueda hablar;; los abogados representantes de los sospechosos rechazaron el pedido, pero los jueces Salvador-Hernández y Beltramone, le dieron esa posibilidad al padre de la mujer de 34 años, desaparecida el 18 de septiembre de 2011.

Perassi advirtió que tenía hasta 6° grado y que no iba a hablar con palabras técnicas como los abogados y que iba a decir lo que sentía, pero que si se extralimitaba en sus dichos, le dijo al  juez que lo frene.

“Yo vine unas cuantas veces hasta el lugar a pedir justicia por lo que pasó con Paula.  Hace ocho años que estamos detrás de todo esto pidiendo justicia, pero no por querer meter preso a cualquier persona. Nosotros queremos los huesos de Paula y es la línea que traemos siempre”, señaló Alberto Perassi ante la mirada del tribunal y de los abogados de las partes. Uno de los policías acusados, Aldo Gómez, fue el único que lo miró respetuosamente durante toda su exposición.

“Les pregunto a todos acá, donde está Paula y si no se puede llegar a saber que pasó, ¿que es lo que pasa que no aparece Paula? Yo con los huesos de Paula no digo más nada, vengo acá y me entero que soy un mentiroso que pasé por encima de un juez, que hice declarar a una persona. Hay gente que dice que yo me he ensañado con ellos para meterlos presos. Yo me he ensañado para encontrar los huesos de Paula. Tengo dos nietos que todos los días me preguntan qué pasó con los huesos de Paula”, advirtió Perassi que miró hacia toda la sala buscando la mirada de los acusados y dijo:

“Yo empecé a pelear en el 2011 y yo empecé a olfatear cosas feas porque empecé a olfatear lo que está pasando; me han escuchado decir en los medios que estamos conviviendo con una banda que está siendo capaz de desaparecer una persona sin dejar rastros.

“Quiero los huesos de Paula.  En San Lorenzo hay una banda capaz de hacer desaparecer a una persona en democracia. Acá dentro de esta sala están los que saben que pasó con Paula”, finalizó ante una sala que estaba entre consternada por las palabras de un padre que no encuentra consuelo. Los familiares de los acusados mostraron su descontento entre murmullos acerca de la última frase de Alberto Perassi, quien abandonó la sala esperando que el tribunal pueda darle la justicia que busca hace ocho años.