Celulosa Argentina obtiene un crédito de US$ 18 millones de su nuevo dueño para pagar sueldos y reactivar plantas.

A finales del tercer trimestre del año, la principal empresa del sector papelero en Argentina, Celulosa Argentina, culminó un proceso de transferencia de su control accionario. Este movimiento representa el primer paso esencial en un plan de reestructuración para sacar a la compañía de la crisis y evitar su disolución, logrando así reanudar las actividades fabriles que en la actualidad se hallan suspendidas.

El accionista mayoritario, que hasta entonces era Tapebicuá Investment Company (con una participación del 66.4%), traspasó la propiedad al empresario Esteban Nofal. Nofal, quien también es el propietario de la financiera CIMA Investments S.A. e hijo del cofundador de Torneos y Competencias, Luis Benjamín Nofal, adquirió la compañía por un valor simbólico de un peso.

La transacción se realizó bajo estas condiciones debido a que el nuevo propietario se hizo cargo de las deudas de la firma, que ascienden a aproximadamente 150 millones de dólares. Este pasivo será objeto de renegociación en el marco del proceso de concurso preventivo que se tramita ante la justicia. Además, Nofal se comprometió a realizar las inversiones necesarias para modernizar las operaciones, reconvertir el perfil financiero de la empresa, reactivar su capacidad productiva total, adaptar su portafolio de productos a la demanda actual y potenciar su orientación hacia los mercados externos.

Inyección de Fondos para la Reactivación

En un esfuerzo por superar la crítica escasez de capital de trabajo—agravada por cambios en los plazos de pago de la cadena de suministro y un aumento de inventarios por la caída en las ventas—el propio Nofal ha concedido un crédito a la empresa. Mediante un acuerdo autorizado por la justicia en el expediente de concurso preventivo, se ha establecido una línea de financiamiento por hasta 18 millones de dólares.

Este préstamo, con un plazo de 24 meses y una tasa de interés anual del 10%, tiene como objetivo primordial financiar el capital de trabajo necesario para reiniciar la producción en las plantas industriales de Capitán Bermúdez (Santa Fe) y Zárate (Buenos Aires).

Según una comunicación oficial enviada a la Comisión Nacional de Valores (CNV), los fondos se destinarán, en primer lugar, al pago de los salarios de septiembre del personal y a cubrir gastos esenciales para poner en marcha la planta de Capitán Bermúdez durante esta semana. Esta fábrica, dedicada a la producción de papel para impresión y escritura, celulosa de eucalipto, y otros productos como packaging y tissue, detuvo por completo sus operaciones debido a la severa crisis financiera.

Cualquier remanente de este financiamiento se utilizará para asegurar la operación continua de las plantas y garantizar el funcionamiento normal del negocio. La empresa había llegado a un punto de quiebre operativo, sin capacidad para honrar sus obligaciones financieras y con el crédito comercial y bancario completamente restringido, lo que la obligaba a operar únicamente bajo modalidades de pago al contado.

Se informó que, en el marco del proceso de concurso preventivo que cursa en el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de la Primera Nominación de San Lorenzo, se ha obtenido la aprobación judicial para la contratación de un préstamo clave para la compañía.

Dicho aval fue oficializado mediante la Resolución N° 2061, del 7 de octubre del corriente año.

Las características principales del financiamiento son las siguientes:

  • Plazo: 24 meses.
  • Tasa de interés: 10% anual.
  • Garantía: Un fideicomiso constituido sobre las cuentas por cobrar que la empresa cederá como respaldo.

Crédito de origen accionarial
Es de destacar que el préstamo no será otorgado por una entidad financiera tradicional, sino que los recursos serán aportados de forma directa por el accionista de la compañía. Esta medida tiene como objetivo fundamental asegurar la liquidez inmediata y facilitar el reinicio de la actividad productiva.

De acuerdo a fuentes cercanas al proceso, este acuerdo representa una inyección de capital crítica en un momento definitorio para la empresa, marcado por una prolongada parálisis operativa, el cumplimiento de obligaciones laborales y la imperiosa necesidad de restablecer los vínculos con proveedores estratégicos.

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