Whirlpool decidió cerrar su planta de lavarropas en Pilar, en el Parque Industrial de Fátima, y desvincular a 220 empleados. La empresa atribuye la medida a la pérdida de competitividad para exportar y al aumento de productos importados, en un contexto de caída del consumo. Solo se mantendrán las operaciones comerciales y de distribución, con entre 100 y 120 empleados, mientras se negocian indemnizaciones con la UOM.

Whirlpool: cierre de planta y razones del ajuste

Este miércoles se comunicó la medida al personal y comenzaron las negociaciones para establecer el paquete de salida, que incluye indemnización legal y un plus adicional. El cierre abarca la producción, así como áreas de ingeniería y control de calidad. La compañía explicó que busca un modelo más ágil y eficiente, algo que no logró frente a la desaceleración del consumo y la fuerte presión de importaciones.

Whirlpool dejó abierta la posibilidad de retomar la producción en el futuro si las condiciones del mercado mejoran. Mientras tanto, los trabajadores resisten la medida dentro de la fábrica, generando tensión en el sector laboral. La decisión refleja los desafíos que enfrentan las compañías locales para mantener la producción nacional en un contexto competitivo.

El cierre de la planta de Pilar impacta directamente en la industria manufacturera argentina y subraya la necesidad de políticas que fortalezcan la competitividad y protejan el empleo frente a la presión de productos importados y la caída del consumo.