Ayer viernes 1 de marzo de 2024 en los Tribunales Provinciales de San Lorenzo comenzó Juicio oral de la Fiscalía Regional Segunda Circunscripción Rosario. El tribunal de juicio esta integrado por los Dres. Carlos Gazza, Mariel Minetti e Ignacio Vacca contra un hombre que abusó de su hija de los 9 a los 13 años en la localidad de Oliveros, en momentos que la adolescente iba a pasar el día a la casa de su padre.

El Fiscal Dr. Leandro Lucente le atribuye a Gonzalo Giménez los delitos de Abuso sexual con acceso carnal agravado por el vinculo en calidad de autor. Solicitó la pena de 15 años de prisión efectiva.

El fiscal atribuye entre los años 2018 y 2022 haber abusado sexualmente de su descendiente menor de edad en momentos en que la misma iba a su domicilio a visitarlo en razón de encontrarse sus progenitores separados.

En la primera audiencia del juicio, los profesionales dieron cuenta de que había lesiones compatibles con abusos sexuales. También señalaron que el relato de la joven es congruente. También pasaron las cámara gessel realizada a la menor y a su hermana quienes relataron los aberrantes hechos. Además declaró la mamá de la víctima quien señaló que su hija sufrió graves problemas psicológicos a raíz de los abusos, que no quería ir a la escuela y que no quería vivir.

A la víctima le aplicaban inyectables anticonceptivos para que no quedara embarazada, lo que para los profesionales de la salud fue un llamado de atención porque la nena no tenía relaciones sexuales con otras personas debido a su corta edad.

En los alegatos de apertura, el abogado de la querella, el Dr, Daniel Machado expresó: “YO ESTOY ASI PORQUE PAPÁ ABUSO DE MI”

«Esas palabras, tan crudas y desgarradoras, son las que hace unos años le escribió en un papel una nena de 13 años a su mama porque no pudo siquiera pronunciar, o encontrar otra forma de contar que era lo que le estaba pasando»

«Hoy Sres. Jueces traemos ante este tribunal la historia de A., una niña a quien salvajemente le arrebataron la inocencia y la privaron de  preocuparse solo por jugar o ir a la escuela;  y quien tenía el deber de protegerla, quererla, cuidarla la sumergió en un infierno, de tal magnitud que hasta en el día en que le festejaron su cumpleaños también abusó de ella»

Y agregó: «Tendrán la oportunidad de escuchar a esa niña, a A. que a través de la Cámara Gessel recién pudo poner en palabras que es lo que vivió en manos de su padre, como buscaba quedarse a solas con ella, como la buscaba, la tocaba, le sacaba la ropa; también las presiones que sufrió para que levantara la denuncia, e incluso el sentimiento de culpa que la atraviesa (“me siento mal porque deje a mi hermanito sin su papa”), solo por haber tenido  la valentía de hablar».