Autoestima y emociones en los niños ¿Cómo acompañarlos a aprender?

Los primeros años de vida de un niño o niña son fundamentales para que ellos puedan expresar sus emociones y aprender a canalizarlas. Observar las emociones de los niños y enseñarles a autovalorarse, será clave para el desarrollo de la psiquis del adulto. La profesora Sandra Saavedra nos cuenta un poco más sobre esto.

¿Por qué es importante enseñarle a los niños a autovalorarse?

Cuando hablamos de autovaloración o autoestima estamos hablando directa o indirectamente de aprender a reconocer nuestras EMOCIONES BÁSICAS: miedo, tristeza, enojo, amor y alegría. Y de esto los niños son capaces y necesitan aprender.

¿Cuál es la relación entre autoestima y emociones?

Para que una persona (niño o adulto) pueda tener una valoración POSITIVA  de sí mismo es indispensable que en primera instancia pueda distinguir/diferenciar y luego poner en palabras qué emoción lo atraviesa en las diferentes circunstancias de su vida y eso se aprende a una muy temprana edad –  más precisamente en los 7/8 primeros años de su vida.

 

¿Tan importante son los primeros años de vida de un niño?

Los estudios recientes y no tan recientes comprueban que son esos primeros años la puerta de entrada a un mundo de sensaciones y por ende de emociones que deben ser aprendidas y decodificadas correctamente ¿Por qué? Porque serán ellas el lugar al que volveremos con nuestra psiquis durante la adolescencia o vida adulta cuando estemos atravesando alguna situación feliz, triste, etc. Nuestro cerebro se remitirá a cómo se resolvía en nuestro entorno familiar (mamá, papá, tío, abuela) un episodio de características similares.

 

¿Cuál sería un ejemplo en concreto?

El caso más gráfico es el de las separaciones de pareja donde el hijo de ambos es tomado “de rehén”, donde la mamá o el papá toma decisiones remitiéndose a que las consecuencias recaerán sobre el niño. Por ejemplo: ¨por culpa de que no me pasás la mensualidad Margarita no puede tomar las clases de baile este mes¨.  Muy seguramente ese padre no puede pedir objetivamente y por ello usa un chantaje, está abusando verbal y emocionalmente de ese niño que es utilizado como un medio para un fin. Si tuviera más clara sus emociones podría ubicar su ENOJO y el MIEDO que la carencia le provoca y objetivamente pediría que se cumpla con las obligaciones familiares para que esa niña pueda continuar con su vida social.

 

Dicho así parece muy fácil ¿Lo es?

En realidad no. Es un proceso que como dijimos se remonta a nuestros primeros años de vida. Alguien nos mintió, chantajeó, abusó física y o emocionalmente y es así que años más tarde nosotros replicamos eso en situaciones nuevas. Probablemente en estas familias, cuando niño, era común escuchar: si comés todo te daré un premio, si ordenas tu cuarto podrás jugar a la Play, te pego porque no obedeciste, eres un inútil y por tu culpa no podremos ir al cine. Paralelamente si lo que utilizaron cuando niño fue un refuerzo positivo; frases como “sos un buen niño y podrás lograrlo”, ¨no te desanimes – “cuesta pero serás capaz¨,  ¨qué bueno que lo estás intentando¨, ¨te lastimaste y eso duele¨ podremos construir una AUTOESTIMA POSITIVA y entonces cuando ese niño y adolescente/ joven es molestado, abusado verbalmente, coaccionado, etc  recordará que en los momentos difíciles podemos encontrar una solución y tenemos a alguien que nos quiere y le importamos.

 

  • Qué relación hay entre la autoestima y  las situaciones de bullying?

 

No soy yo una experta en el tema, pero mi sentido común y experiencias personales en el entorno de la primera infancia me dejan concluir que la relación es bastante estrecha. Un niño que ha podido construir una alta autovaloración de sí mismo y del otro  y cuya autoestima es positiva,  no tendrá necesidad de agredir, sobornar y subestimar a otro. Habrá aprendido en esos primeros años de vida sobre las emociones como la ALEGRÍA Y EL AMOR que le dará la EMPATÍA suficiente para saber que su acción tiene un efecto sobre un par, si a mí me agrada al otro también le agradará pero si a mí me duele no está bien herir.

 

  • Prof Sandra Saavedra – Mat N°2001/9924

 

 

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