El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 de cada 4 personas se verán afectadas por trastornos mentales en algún momento de su vida. La institución también señala que dos terceras partes nunca buscan la ayuda de un profesional.
La Asamblea intersectorial de Salud Mental de Rosario emitió una carta abierta donde se expone la lucha que llevan adelante los trabajadores de la salud mental por conseguir un marco legal para el área, para lograr desterrar el encierro, para pensar la salud mental desde los derechos humanos y una serie de reivindicaciones que han conseguido y otras más por las que aún trabajan sin descanso.
” En el año 2010 se sanciona en Argentina, no sin dificultades y con fuertes disputas con la corporación psiquiátrica, la Ley nacional de salud mental y adicciones. Esta viene a dar un marco legal a una serie de reivindicaciones históricas del campo, aquí van algunas más destacadas:
● acotar el poder psiquiátrico dentro de las instituciones
● la interdisciplina como criterio del trabajo asistencial
● prácticas con base en la comunidad e intersectorialidad
● menor injerencia del poder judicial en cuestiones de salud mental
● pensar las adicciones como problema de salud
● mayor protagonismo a lxs usuarixs en sus tratamientos en tanto sujetos de pleno derecho
● sustitución y cierre de los manicomios para el año 2020
La ley tiene una fuerte impronta en perspectiva de derechos, frenar la violación a los DDHH de las personas con padecimiento psíquico, con discapacidad ps, usuarixs de servicios de salud mental y sobrevivientes de la psiquiatría, etc. que han sido históricamente avasallados por la psiquiatría manicomial y su lógica de aislamiento,
reclusión y disciplinamiento de la locura.
Para el movimiento antimanicomial, ésta lucha tiene, en términos generales, dos planos: uno al interior de los sistemas de salud y otro en nuestras propias cabezas:
1- creación de una red de servicios específicos del campo – integrales e integrados al sistema de salud- que incluya nuevos dispositivos que sustituyan la lógica
manicomial hasta “vivir sin manicomios”.
2- dar una disputa en el campo cultural y social acerca de las representaciones sociales de la locura y su tratamiento
Queremos decir entonces que esta es una batalla jugada tanto dentro como fuera de los sistemas de salud, e implica fundamentalmente batallar contra nosotrxs mismos, contra nuestro lenguaje excluyente y despectivo, nuestros miedos, nuestros prejuicios, nuestro humor, nuestra cultura de la segregación.
Por eso entendemos que hablar de salud mental es hablar de derechos humanos, porque este nuevo paradigma restituye esa condición, la de “persona” y apunta a que podamos ser mejores como sociedad. Las transformaciones que debemos realizar en todos los planos tienen como protagonistas a trabajadorxs y usuarixs y sus condiciones laborales y de asistencia son fundamentales para que las transformaciones sean profundas y duraderas.
La institucionalización prolongada por motivos de salud mental es un problema social, de derechos humanos y de salud pública, que no es ajeno a los riesgos que genera esta pandemia. Partimos de la premisa que la atención de la Salud debe estar fundada en una concepción de Salud desde una perspectiva Comunitaria e
integral.
La pandemia es un ejemplo contundente. En estos tiempos que nos toca transitar, donde la salud y el cuidado están en el centro del debate, nuevamente la salud mental queda a un lado, priorizándose el aspecto más biológico de la salud. Esta pandemia expone a la vista de todxs las injusticias del sistema social en que vivimos, las desigualdades y las políticas que privilegian el mercado antes que la vida; en definitiva, pone en evidencia la lógica del capital.
Ahora bien, lo que sigue sin visibilidad es el aislamiento que implica el manicomio, y en cuarentena se trata del aislamiento del aislamiento: se duplica el encierro y se agudizan los riesgos. Avanzar en procesos de externación ya no es sólo un imperativo legal, sino una medida fundamental para la preservación de la vida de las personas institucionalizadas en los hospitales psiquiátricos de Argentina.
Este 10 de octubre volvemos a levantar bien alto nuestras banderas de la lucha antimanicomial porque: Queremos más salud mental y menos manicomios; más derechos y menos sufrimiento, más diversidad y menos estigmas, que vivan todas las locuras!, la vida no cabe en un diagnóstico!, nada sobre nosotrxs sin nosotrxs, porque el cuidado es
colectivo: botón rojo ya!”
Asamblea intersectorial de Salud Mental de Rosario
Imagen de portada: Angelina Pagani
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