Celulosa Argentina paraliza sus plantas y enfrenta una crisis sin precedentes

La histórica papelera informó este miércoles a la CNV que sus plantas industriales de Capitán Bermúdez (Santa Fe) y Zárate (Buenos Aires) se encuentran completamente paralizadas, manteniendo solo actividades mínimas de mantenimiento con personal reducido. Esta drástica medida responde al grave deterioro financiero que atraviesa la compañía, en lo que constituye una de las peores crisis de sus más de 100 años de historia.

La situación de Celulosa Argentina -controlada por Tapebicuá Investment Company, vinculada a José Urtubey, Juan Collado y el inversor estadounidense Douglas Albrecht- se ha deteriorado aceleradamente en los últimos meses. En mayo la empresa cayó en default por incumplimiento de pagos, en junio presentó una propuesta de reestructuración de deuda por 128 millones de dólares que aún no ha podido concretar, y en julio fue demandada por quiebra por uno de sus principales acreedores, Tecmaco Integral, sin que hasta el momento haya emitido una respuesta oficial.

Los números revelan la profundidad de la crisis: en su último reporte financiero, la compañía registró pérdidas acumuladas por 38.769 millones de pesos en los nueve meses cerrados en febrero, mientras que su EBITDA se desplomó a apenas 3,5 millones de dólares, frente a los 55 millones del período anterior. Las ventas locales cayeron un 32% en volumen, con exportaciones que si bien aumentaron lo hicieron con márgenes reducidos.

En un intento por evitar el colapso, la empresa presentó en junio un plan de refinanciación que incluye la postergación de pagos por dos años, intereses del 3% en dólares y 5% en pesos, y la subordinación de 21 millones de dólares por parte del accionista mayoritario. Sin embargo, el plazo límite del 31 de julio para lograr adhesiones suficientes entre los acreedores ya pasó sin confirmaciones oficiales sobre el éxito de la operación.

Mientras busca desesperadamente nuevos inversores que inyecten capital, Celulosa Argentina enfrenta un escenario crítico: producción paralizada en sus plantas clave, una demanda de quiebra pendiente y una reestructuración al borde del fracaso. La compañía ya había cerrado su aserradero San Charbel en Corrientes el año pasado, y ahora la posibilidad de un cese total de actividades parece cada vez más probable, marcando lo que podría ser el fin de una era para esta emblemática empresa papelera argentina.

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