Javier Alejandro Aquino, integrante de la banda de “Los Gorditos” y reconocido como “Negro Javi”, selló este martes una condena a 17 años de prisión en un proceso abreviado homologado por un tribunal compuesto por los jueces Isabel Más Varela, Ismael Manfrin y Mariano Aliau. Los fiscales Adrián Spelta (Homicidios), Pablo Socca (Balaceras) y Carlos Ortigoza (de San Lorenzo) lo habían acusado por los delitos de homicidio doloso agravado por el uso de arma de fuego y agravado por la participación de un menor de edad; portación ilegítima de arma de fuego de guerra; tentativa de homicidio doloso agravado por el uso de arma de fuego y portación ilegítima de arma de fuego de uso civil; atentado a la autoridad agravado, portación Ilegítima de arma de guerra y encubrimiento agravado; y asociación ilícita (en carácter de miembro) que es liderada por Ërica Altamirano y su hijo Brandon Bay, líder de Los Gorditos.
En la acusación respecto a la asociación ilícita comandada por Brandon Bay y su madre Érica Altamirano, el fiscal Pablo Socca consideró a Aquino como uno de sus miembros y sostuvo que el “Negro Javi” es el encargado de atender los bunkers de Los Gorditos, ya sea “custodiándolos” con armas de fuego o “vendiendo estupefacientes”. También lo pintan como “administrador de la recaudación del dinero ilegal” por la venta de droga y “su rendición” a los líderes; de “esconder vehículos (motos) y tener diferentes armas de fuego”. Es una de las personas de confianza de sus líderes, en especial de Érica Altamirano. Según esa acusación la asociación ilícita funcionó desde el 21 de agosto de 2021 (cuando efectivos de Gendarmería Ncional lo detuvieron portando un arma de fuego) hasta el 15 de septiembre de ese año, cuando se secuestró droga de la boca de expendio ubicada en Lamadrid 1609, en el barrio conocido como Fuerte Apache, un punto de venta en el que hace doce días fue asesinada a balazos Camila Celeste Escobar, de 21 años.
Pero además de ser miembro de la asociación ilícita al “Negro Javi” lo acusaron por una tentativa de asesinato, un homicidio y un atentado a la autoridad agravado; portación ilegítima de arma de guerra y encubrimiento agravado. El mas grave de los hechos ocurrió la noche del sábado 7 de noviembre de 2020 en las inmediaciones de Platón y Ulises, en lo profundo de barrio San Martín Sur. Alrededor de las 21.45 el ahora condenado circulaba como acompañante en una moto que manejaba un menor de edad apodado “Chicharrón”. Al pasar frente a una casa Aquino vio que Gerardo Luis González, un hombre de 36 años, miraba por tele el partido de visitante de Rosario Central en cancha de River. Aquino le pidió a Chicharrón que se detuviera, algo que el pibe no dudó en acatar.
El “Negro Javi” caminó hasta la casa. Golpeó las manos pidiendo por González, quien desde los 18 años trabajaba en el frigorífico Sugarosa y lo conocía porque seis meses antes lo había denunciado por ser quien le había robado una moto. Al ver la figura de la víctima Aquino sacó un arma que llevaba en la cintura y comenzó a disparar contra González, provocándole la muerte como consecuencia de un shock hipovolémico por hemorragia masiva de tórax por proyectil de arma de fuego. Luego caminó hasta la moto en la que lo esperaba “Chicharrón”, quien lo sacó de la escena del crimen.
“Este muchacho (Aquino) salió de la cárcel y fue a la casa de Gerardo, eran unas cuatro o cinco motos, algunas tipo scooter y otras enduro y las manejaban pibes de 12 o 13 años. Cuando Javier llamó a la puerta y Gerardo salió empezaron los tiros”, contó a este diario un amigo de González el días después del crimen. El caso quedó en manos del fiscal Adrián Spelta quien, además de acusarlo por el homicidio agravado por el medio empleado arma de fuego y por la participación de un menor de edad, también lo acusó de portar el arma de fuego con la que asesinó a su víctima.
Previo al crimen
Previamente al asesinato de González, el “Negro Javi” había sido protagonista de otro ataque a balazos contra una persona. Esa vez fue en las inmediaciones de Flor de Nácar y Platón, en barrio Las Flores. Alrededor de las 22.30 del viernes 24 de julio de 2020 se topó con Jorge R., de 17 años, y comenzó a dispararle. Pero no pudo asesinarlo porque el pibe atacado repelió el ataque a los balazos. De este intercambio a balazos Aquino se llevó dos heridas en el tórax y un muslo, y termino en el Hospital de Emergencias. Su rival fue alcanzado por un balazo en el tórax que lo llevó a estar internado en el Hospital Centenario. Y una mujer de 19 años terminó en el Hospital Provincial con heridas en el tórax y el brazo izquierdo. Por este hecho Aquino fue acusado por tentativa de homicidio doloso agravado por el medio empleado (arma de fuego) y portación ilegítima de arma de fuego de uso civil.
Y el sábado 21 de agosto de 2021 cerca de las 19.45 en inmediaciones de Costanera sin número, en jurisdicción de San Lorenzo, efectivos de Gendarmería Nacional intentaron identificarlo. Aquino comenzó una fuga a la carrera cubriéndose con al menos cuatro disparos de pistola calibre 9 milímetros. Al detenerlo los gendarmes le secuestraron una pistola marca Jericho modelo 941F con número de serie suprimido con un cargador con 11 municiones calibre 9 milímetros.
Por este paquete de delitos los fiscales y la defensa de Aquino realizaron un acuerdo de partes que fue presentado la tarde de este martes a consideración del tribunal, que lo homologó.
La Capital
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