El juez Juan José Tutau condenó hoy a Norberto “Beto Chamorro” a siete años y seis meses de prisión por el caso de abuso sexual con acceso carnal hacía L. una nena de apenas 12 años de la localidad de Timbúes con quien convivía y que tuvo un bebé a consecuencia de esa relación de desigualdad madurativa.
El caso había tomado trascendencia en la comunidad timbuense, gracias a la intervención del equipo interdisciplinario del centro de Salud de dicha localidad, y de la escuela a la que asistía la menor, quien a raíz de las reiteradas ausencias, decidieron intervenir y se enteraron que la niña cursaba un embarazo.
Los hechos ocurrieron desde diciembre de 2017 hasta julio de 2018, cuando la menor concurría a una escuela primaria de la localidad y comienza una “relación” con un hombre de, por entonces, 24 años que la acompañaba a la institución educativa, cuando ella estaba en 5º grado.
En diciembre de 2017, la menor se fue a vivir con “Beto” a la casa de él, donde convivía con el padre de este y dos hermanos, hasta que comenzó a faltar a la escuela, y ante la intervención de la dirección de la institución y del equipo interdisciplinario del Centro de Salud de Timbúes, supieron que estaba embarazada. Fue el padre de la niña, quien confirmó en febrero de 2018 a la dirección del colegio que su hija cursaba un embarazo, y que por dicho motivo, no concurría a clases.
La directora de la escuela declaró que la menor que estaba por ingresar a 6 to grado, no asistía a las clases de apoyo de verano y por eso citaron al papá de la nena y allí se enteraron del embarazo. También comenzaron un seguimiento del caso porque la niña no había comenzado a tiempo el ciclo lectivo. “No iba a la escuela porque tenía miedo de que la chocaran y se cayera”, recordó la docente que le había manifestado la niña en dicha oportunidad y agregó “Es una nena con un físico de una nena de 12 años, chiquita, muy inocente”.
La descripción sobre la víctima que dio la directora, echó por tierra el argumento del imputado que aseguró no saber que tenía 12 años, sino que creyó que era más grande y que recién supo la edad de “su novia” cuando concurrieron a una consulta al hospital.
La delegada de la región VI del ministerio de educación de la provincia, Daiana Gallo Ambrosis, confirmó ante el juez Juan José Tutau que actuaron bajo el protocolo dispuesto, debido a una situación de “vulneración de derechos de la menor”, donde la misma cursaba un embarazo de cinco meses de gestación: “era una situación grave porque la nena estaba faltando a clases y después descubrimos lo demás y realizamos la denuncia ante la fiscalía”.
Fue una trabajadora social del Centro de Salud Eduardo Gerbaix de Timbúes quien brindó mayores precisiones de la situación de la menor, cuando en febrero de 2018, la niña concurre al ginecólogo con la hermana de Norberto por una presunción de embarazo: “Tenía 12 años cumplidos en agosto”, recordó la profesional.
El ginecólogo que la atendió, pidió la intervención del equipo interdisciplinario porque se trataba de un embarazo de una niña de 12 años y la trabajadora social comenzó a intentar localizarla en un domicilio para abordar la temática. “Visitamos a L., le preguntamos si estaba embarazada y dijo que no, le pedimos que concurra al centro de salud y no asistió, y a la otra semana, llamaron de la escuela donde nos informaron que la niña no iba a las clases de apoyo porque estaba embarazada. Luego vino con su papá con ella quien nos confirmó su embarazo pero no podía precisar cuál era la última fecha de menstruación”, explicó la trabajadora social.
La profesional describe a la niña como muy callada, que le costaba mucho hablar hasta el día de hoy sobre lo que vivió. Hasta ese momento, toda la familia de la víctima y del imputado vieron normal que un hombre de 24 años tenga relaciones sexuales con una menor de 12, incluso hasta la misma policía de dicha localidad, que cuando L., hizo abandono de hogar en el que vivía con su padre, en diciembre y se fue a vivir con Norberto, dejó dicha constancia en la comisaría. El padre de la menor hablaba de una relación consentida, hasta que se le explicó que se trataba de un delito y fue por eso que realizó tiempo después la denuncia.
Incluso la Dirección provincial de la Niñez, Adolescencia y Familia de la provincia, tomó una medida de protección hacia la víctima en septiembre de 2018, cuando L., ya cursaba 35 semanas de gestación, y fue trasladada al Hogar de Menores Madres (HoMeMa) y la separaron del lugar donde vivía con “Beto”.
Una niña embarazada y con problemas de salud
La trabajadora social, además declaró que en una oportunidad, cuando interviene el equipo del Centro de Salud, en coordinación con Salud Sexual y Reproductiva del Hospital Eva Perón por la salud de L., debido a que era un embarazo de riesgo por su edad y por su contextura física y necesitaban realizar una evaluación para una posible interrupción del embarazo: “era una niña embarazada y podía solicitarlo si ella lo requería. A ella le costaba mucho hablar, hasta el día de hoy le cuesta poder soltarse y charlar, y a la semana siguiente, se acerca L., con Beto y se le plantea a Beto que lo que hacía era un delito y que podía darse una detención y se habló también de los cuidados que necesitaba la menor sobre los controles médicos” y agregó: “A la semana siguiente, viene Beto y nos cuestiona que habíamos querido inducir a L para que aborte al bebé y se le explicó que eso no era así y que desde el efector de salud se le tenían que explicar todas las posibilidades que ella tenía de continuar o no con el embarazo, por su salud. Hasta el día que dio a luz tuvo todo el apoyo del centro de salud”
Incluso, la profesional declaró que el equipo ya había intervenido previamente en una situación con el imputado, debido a una consulta que le hizo el padre de éste, relacionado al consumo de drogas de su hijo que según precisó el hombre ” no daba para más” porque “Beto” seguía consumiendo y que lo ponía agresivo, cuando incluso una vez, llegó a amenazarlo con un elemento cortante y dijo que tenía miedo por la menor.
L. decidió continuar con su embarazo, pero comenzó a sufrir complicaciones, debido a su presión alta, y su escaso peso: “notábamos que adelgazaba, que no tenía un peso ideal para llevar a cabo un embarazo no se estaba alimentando bien. Fue un parto complicado, duró muchas horas porque su presión no podía ser estabilizada, y estuvo internada varios días después del parto”, añadió la trabajadora social.
“En el Hogar de Menores Madres nos informaban sobre el estado de salud de L, y en un principio estaba angustiada por separarse de su entorno como de su hermana, y ella preguntó que había pasado con Beto pero en las entrevistas siguientes no preguntó más. Ellos al principio se mostraban como una pareja pero luego de dar a luz L, no quiso saber más nada con él ni tampoco quería que conociera al bebé”.
El fiscal Aquiles Balbis, pidió siete años y seis meses de prisión para Norberto y expresó en su alegato de apertura: “mantuvo relaciones sexuales a pesar de la apariencia aniñada de la menor a pesar de su conociendo la edad y a sabiendas del evidente desconocimiento de L, que tiene todo niño, o toda niña de entre 11 y 12 años de edad para relacionarse con un adulto mayor de 25 años y de capacidad para dar un consentimiento válido y legítimo. El imputado avanzó sobre la niña mientras iba a la escuela primaria a 5º y comenzó a mantener una relación y luego relaciones sexuales cuanto esta tenía sólo 12 meses y que luego la niña refirió en Cámara Gesell que el imputado la conoce y comienza a frecuentarla, y que este conocía la edad de la niña, sabía que iba al colegio primario y hasta la acompañaba al colegio y al Centro de Salud y que el estudio de adn al niño que tuvo L, es hijo del imputado”.
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