La noche del martes se tiñó de sangre y violencia en el barrio 3 de Febrero, en un episodio que comenzó con una discusión por un teléfono móvil y culminó con un homicidio, disturbios y policías heridos, exponiendo una cadena de hechos que la policía y la fiscalía intentan reconstruir a partir de versiones que fueron evolucionando.

Todo se desató pasadas las 20:45 horas del 14 de octubre en la zona de Oroño al 2100. Las primeras versiones, aportadas por los familiares de la víctima, Gonzalo Daniel Díaz, de 28 años hablaban de un hecho de violencia. Su madre relató a la guardia del hospital Granaderos a Caballo que su hijo había salido a la vereda de su domicilio y, simplemente, sintió un disparo que lo derribó. Casi en paralelo, personal de la Patrulla de Acción Táctica (PAT) se cruzó con un Ford gris blanco que trasladaba desesperadamente a un herido hacia el nosocomio. El hermano de la víctima, que acompañaba, ofreció un primer dato crucial: afirmó que, estando dentro de la casa, escuchó el estallido, salió y vio a su hermano en el suelo y a un hombre con un arma en la mano dándose a la fuga.

Gonzalo Díaz presentaba una herida de arma de fuego con entrada y sin salida en el tórax, lo que significaba que la bala había quedado alojada en su cuerpo. Ingresó inconsciente, entubado y en estado gravísimo.

La Policía de la Comisaría 1ra arribó al lugar y recogió una versión más detallada y conflictiva de los hechos. Según esta nueva reseña, la víctima y el imputado se habían “trenzado en lucha”. El agresor habría huido, pero luego habría regresado, esta vez en una motocicleta, para efectuar disparos dirigidos expresamente hacia Díaz, huyendo luego hacia el norte. De las declaraciones obtenidas de vecinos del lugar el autor del hecho sería el llamado Gabriel D, siendo la causa aparente la sustracción de un teléfono celular por parte de la víctima al imputado.

El personal sanitario hizo entrega a la policía de una media atada que contenía proyectiles extraídos de la ropa del herido: nueve vainas de 9 mm. Gonzalo Daniel Díaz entró en paro cardiorrespiratorio y fue falleció a las 22.00 h. La noticia de su muerte, sumada a la tensión acumulada, actuó como un detonante en la comunidad. Se produjo un gran disturbio en el lugar del hecho, donde vecinos, enfurecidos, comenzaron a arrojar piedras contra el personal policial. El saldo de esta protesta violenta fue el Suboficial Victor Rodrigo Medina, de 35 años, quien resultó con escoriaciones en el cuero cabelludo y debió ser trasladado y atendido en el hospital local.

Mientras el caos se apoderaba de la calle, la pesquisa ya tenía un nombre. Los vecinos señalaban como presunto autor a Gabriel Alexis D., y la causa aparente del conflicto inicial habría sido la sustracción de un teléfono celular por parte de la víctima al imputado. La fiscal Vigna, del Ministerio Público de la Acusación, tomó intervención y ordenó una serie de medidas periciales y declaraciones. Casi una hora después de confirmado el homicidio, a las 23:20 horas, el imputado fue identificado por la policía en la puerta de su domicilio, en Lavalle al 900. Fue aprehendido, según los partes, por causar disturbios y agredir al personal policial, sumado a las acusaciones directas de los vecinos que lo señalaban como el autor material del tiroteo.

Con las órdenes del Dr. Balbis, quien recibió el llamado en reemplazo de la fiscal Vigna, se procedió al allanamiento de la vivienda del detenido. Allí, los oficiales entrevistaron a la principal moradora, Gloria Rosa S., de 65 años, quien se encontraba acompañada por familiares. La requisa no arrojó el arma de fuego utilizada en el crimen, pero sí resultó en el secuestro de cinco teléfonos celulares, un elemento que se presume central en el móvil del conflicto.