Dolor por la muerte del “Cholo” Montironi, emblema del tango y maestro del bandoneón

El reconocido bandoneonista y compositor falleció a los 93 años en su casa de Granadero Baigorria. Figura central del tango argentino, llevó su música a escenarios de todo el mundo sin olvidar jamás sus raíces.

La música popular argentina despidió este sábado a una de sus figuras más queridas: Rodolfo “Cholo” Montironi, maestro del bandoneón, compositor y director, quien falleció a los 93 años en su vivienda de Granadero Baigorria, la ciudad donde vivió toda su vida y que lo reconoció como Ciudadano Ilustre.

Nacido en Rosario en 1931 y criado en el antiguo Pueblo Paganini —hoy Baigorria—, Montironi comenzó a tocar el bandoneón a los ocho años y desde entonces dedicó su vida entera a la música. Su debut fue en el programa radial La hora de todos, de LT3 Radio Cerealista, y pronto inició su formación con maestros como Jesús Ángel Videla y Julio Barbosa, figuras claves de la escena rosarina.

A lo largo de más de ocho décadas de carrera, integró orquestas legendarias como las de Antonio Ríos, José Sala, Jorge Arduh, Domingo Federico y Francini-Stamponi, y realizó más de 60 giras internacionales, llevando el tango argentino a escenarios de Europa, América y Asia.

Su estilo —refinado, sensible y profundamente emotivo— lo convirtió en uno de los intérpretes más respetados del género. Entre sus composiciones más destacadas se encuentran Sublime fantasía, Sembrando milonga, Aves ciegas, Petichango y Libertad yo te canto, piezas que resumen su talento y su amor por la identidad nacional.

Además de su trayectoria artística, Montironi fue un gran referente cultural y docente. En 2002 fue declarado Ciudadano Ilustre de Granadero Baigorria y años más tarde, Artista Distinguido de Rosario. En el barrio Pichincha, donde dio sus primeros pasos musicales, una esquina lleva su nombre como homenaje eterno.

Los restos del “Cholo” Montironi fueron cremados este domingo en el cementerio de Baigorria, en una ceremonia íntima, acompañada por familiares y allegados. Su partida deja un profundo vacío en el tango y en la memoria cultural de toda la región.

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