Por Nicolás Urbinati – Nuevamente la tecnología vuelve a ser un gran aliado a la hora de cumplir sueños. En esta ocasión y mediante video llamada, El Deportista de Pregón pudo mantener un reportaje con Roberto Sensini, hombre de referencia entre los grandes defensores que ha dado el fútbol argentino, que forjó toda su carrera profesional en Italia y disputó tres Copas del Mundo con el combinado nacional, siendo subcampeón en la recordada final de Italia´90.
Instalado de nuevo desde hace ya tiempo en su Rosario natal, en actividad profesional pero deseando volver a estar conduciendo un equipo y a pocos meses para el Mundial, “Boquita” Sensini habló de manera exclusiva con este medio sobre el fútbol rosarino y argentino, sus pasos por los tres sectores del mundo del fútbol, su experiencia y su visión de la Selección
Cómo es su presente, su día a día profesional, desde que decidió ponerle punto final a su carrera de jugador?
RS– Desde que dejé de jugar, cuando volví de Italia en 2006, me dediqué a la Dirección Técnica. Mi primer club fue Estudiantes de La Plata que lo dirigí en Primera División durante un año. Luego estuve en Newell´s Old Boys durante dos años y medio, Colón de Santa Fe y en Atlético de Rafaela. Después tuve un período de un año y tres meses en Newell´s como Director Deportivo y el último año estuve en Chile, dirigiendo al Club Everton de Viña del Mar. Ahora me encuentro aguardando por otra posibilidad para volver a estar de nuevo en el verde césped, más allá que es un poco complicado mantenerse dentro del circuito porque hay muchos entrenadores y pocos clubes.
Lo de la Academia y proyecto de Rosario Fútbol Center, en qué estado se encuentra?
RS –Ese es un proyecto que arrancó hace muchos años atrás. Cuando regresé de Italia en 2006, con Gustavo Annoni y otras personas de la Región, iniciamos con un club nuevo que adquirió el nombre de Academia Jorge Griffa con él a la cabeza -para mí uno de los Mejores Coordinadores de Divisiones Inferiores que tuvo el Fútbol Argentino- donde salieron muchos jugadores que están en la Primera División o en Europa como son los casos de Giovani Lo Celso, Walter Montoya o Valenzuela. En un momento el proyecto se rompió porque yo empecé a dirigir y Jorge Griffa tomó la decisión de continuar en otra institución pero, en la actualidad, el club sigue funcionando en Granadero Baigorria y a mí me sirve porque uno está en actividad, mira a los chicos y a los entrenadores. Ahora hay divisiones inferiores, infantiles y una liga; tratamos de ser competitivos, que es lo más importante, y darle la posibilidad a todos los chicos de poder hacer deporte, en este caso fútbol.
Por su experiencia como jugador, entrenador y director deportivo, cómo describe el presente del fútbol rosarino, Central y Newell´s, y argentino en general?
RS –Al Fútbol Rosarino en los últimos años, excepto en el 2013 que Newell´s sale campeón con Gerardo Martino, le costó mantenerse en un nivel alto o estar entre los Grandes, cosa que NOB en algún momento supo estar sentado en esa mesa como decía Griffa. Hoy cuesta porque, como pasa en las principales ligas del mundo, el fútbol es difícil cuando hay algunos equipos que tienen un presupuesto mucho más alto que el del resto. Para ser competitivo hay que contar con buenos jugadores, más allá que el club esté ordenado, ya que al final siempre define y decide el que tiene la pelota el domingo en la cancha. En ese aspecto River Plate, Boca Juniors y Racing Club, por capacidad de jugadores y en el aspecto económico, sacan una diferencia importante a pesar que hoy en día no se refleja esto en el actual torneo. Hablo de Newell´s porque conozco el club y la gente que está trabajando y en la actualidad está muy bien, en especial porque vuelve a darle lugar a los juveniles formados en la cantera, que creo que siempre fue un arma que tuvo NOB. Javier Sanguinetti es un técnico joven y capaz que de a poco le va a encontrando la vuelta al equipo, que se lo ve competitivo. Después como dije antes hay que volver a las fuentes, generar jugadores propios y no salir a comprar porque sí, más allá que siempre hay que traer algún refuerzo de importancia. Con respecto a Central, no me gusta opinar al no conocer bien la situación pero creo que está pasando por un momento donde en los años que hay elecciones suele ser más complicado o convulso. Llegó Carlos Tévez como técnico, una persona de mucho nombre como jugador pero poca experiencia como DT aunque será el tiempo el que determine si tiene la capacidad o no. Así que al fútbol rosarino le está pasando un poco lo que está sucediendo en Argentina; salvo dos clubes, el resto está en la misma sintonía de tratar de sobrevivir, sacando un jugador de las inferiores para transferir y, a partir de ahí, acomodar un poco las cuentas del club.
Y a nivel competitivo?
RS –El fútbol aquí en Argentina hace muchos años que es muy parejo, pese a que al final siempre están arriba los mismos equipos. Al no haber grandes figuras, el buen fútbol no se nota tanto y hoy es más de roce, de choque y de pelota parada más allá que hay equipos que intentan desplegar buen juego. Creo que el nivel futbolístico se puede mejorar pero hay una ansiedad que a ciertos equipos les afecta, este año hay descenso de categoría, y eso es una lástima porque cambian la idea de juego a través de qué resultado quieren obtener. Para salvar la categoría a veces hay que ganar como sea, idea que no comparto pero que es así.
Qué similitudes y diferencias encuentra entre el futbolista actual con el de su época?
RS – Primero que han pasado muchos años y todo ha cambiado. Hoy un chico de 18 años tiene otra mentalidad y muchísimas más herramientas gracias a la tecnología y lo que avanzó el mundo, por eso es difícil comparar. Me parece que siempre está la pasión del chico por ser futbolista pero hoy han desaparecido los campitos donde rodaba una pelota y aparecían jugadores por todos lados y hasta a los propios clubes se les hace complicado conseguirlos. En mi época el gimnasio era la bicicleta y saltar arriba de un árbol y los jóvenes de hoy están desarrollados físicamente de una manera que a nosotros nos costaba, pero también a éstos se los sobrecarga de responsabilidades, muchas veces desde el propio entorno del jugador, y eso no está bueno.
Qué repaso puede hacer de su carrera futbolística?
RS – Fue un recorrido muy largo. Se inició de muy chico donde tuve la posibilidad de hacer durante 4 años las inferiores en Newell´s, debutar con casi 19 años en un gran equipo que ya venía formado desde hacía tiempo y en la temporada 87/88 consagrarnos campeones con todos jugadores surgidos del club y eso me parece que es algo muy difícil de volver a repetir. En el 89/90 me transfirieron al Udinese de Italia donde los primeros pasos en Europa no fueron fáciles porque había que adaptarse, y más cuando uno iba con 22 años, en una época en la que no era sencillo llegar allí porque sólo se permitían 3 extranjeros por club ,y por lo general, los de afuera se desempeñaban en la selección de su respectivo país. En Udine me integré bastante bien porque es una ciudad que te permite crecer como jugador ya que es tranquila, unos cien mil habitantes, y eso también ayudó. Haber hechos buenos campeonatos en Udinese me permitió llegar al Parma, un equipo y un club que estaba creciendo mucho con el apoyo de la empresa láctea Parmalat que todos los años reforzaba la plantilla, y con el que por ejemplo en 1995 gané mi primera Copa UEFA además de haber logrado otras cosas como la Supercopa de Europa, 2 Copas de Italia y pelear durante tres temporadas por el título de Liga. En 1999 paso a la Lazio, ya con 32 años se dio esa posibilidad, y fue una temporada fantástica ya que en el jubileo pudimos ganar la Serie A, que hacía más de dos décadas que no se conseguía, además de la Copa Italia y la Supercopa en tan sólo dos años. Como ya en ese último tramo venía jugando menos y quería seguir activo, me llama la gente del Parma y regreso al club donde estoy dos años y logro, en ese período, una nueva Copa Italia. Se me acaba el contrato a la par que Arrigo Sacchi y Cesare Prandelli, quien iba a ser el DT, llegan al club con la idea de rejuvenecer el plantel y en consecuencia, yo con 36 años, no iba a ser parte del proyecto más allá que tenía la palabra del presidente Tanzi que me podía quedar. No me parecía correcto el hacerlo por la ambición propia de querer participar, además decliné la propuesta de integrar el nuevo cuerpo técnico ya que no quería retirarme, así que hablo con la gente del Udinese con la que tengo muy buena relación y de firmar un contrato por un año, terminé jugando casi hasta los 40 en esa institución. En ese período llegamos a disputar la Champions League, algo muy soñado por el club con Luciano Spalletti como técnico, y a finales de 2005, casi con 40 años, tomé la decisión de dejar de jugar porque la rodilla no me lo permitía. El presidente Giampaolo Pozzo, con quien tengo una excelente relación y sigue dirigiendo al club en la actualidad, me ofrece la posibilidad de ser el DT del equipo y si bien en un comienzo rechacé la oferta, no por falta de preparación sino que prefería dejar pasar un tiempo ya que había vivido muchas cosas con ese grupo, los propios jugadores me convencieron para que aceptara. Así que estuve esos seis meses de entrenador en el 2006 y cuando finalizó el campeonato, nos volvimos con la familia a Argentina como ya lo teníamos decidido.
Al fútbol rosarino le está pasando un poco lo que está sucediendo en Argentina; salvo dos o tres clubes, el resto está en la misma sintonía de tratar de sobrevivir
A lo largo de su carrera compartió planteles con otros grandes jugadores, argentinos y extranjeros como Simeone, Verón, Batistuta, Buffon, Cannavaro etc, ¿Qué anécdotas puede contar de lo vivido con ellos?
RS – Cada grupo que integré me dejaron muchísimas anécdotas que algunas se pueden contar y otras no (risa). Una de las cosas que por ahí no se sabe mucho es que en 1986 fui de sparring de la Selección Argentina, en el campo del América, con Renato Cesarini. Con 19 años estaba en Newell´s y Jorge Solari que era el técnico me invita a mí y a Marcelo Grioni a ir con su club Renato Cesarini a hacer de sparring de la Selección a México y ahí es la primera vez que conozco a Diego Maradona, a Daniel Passarella y al resto del equipo mundialista. La anécdota es que me saqué más de 36 fotos con ellos porque en esa época las cámaras eran con rollo y uno de ellos no me terminó saliendo porque se había enganchado mal. Lo más cómico de todo es que nosotros no terminamos de ver el Mundial porque nos tuvimos que volver antes. Y a un año de haber ganado Argentina la Copa del Mundo ante Alemania, yo debuto en la Selección después de haber sido sparring y me toca hacerlo precisamente frente a Alemania en cancha de Vélez Sarsfield. Por eso cuando hablo con los chicos les digo que no dejen pasar ninguna oportunidad porque siempre hay alguien que te está mirando, ya sea en un partido amistoso, uno oficial o en un entrenamiento. Carlos Bilardo seguramente vio algo en mí y siguió mi proyección, yo empecé a ser titular en NOB cuando volví de México, y en menos de un año estaba jugando con Maradona, con Jorge Burruchaga y esos grandes futbolistas que nos dieron la Copa en el 86.
Párrafo aparte para Diego Armando Maradona, ¿Cómo lo describiría como persona, como compañero y como adversario?
RS – Como rival lo sufrí porque no lo querés tener en contra. Me tocó jugar tres partidos contra él en Italia donde empatamos 2 a 2 en Udine y perdimos los restantes 3 – 1 y 2 a 0 y en todos nos hizo goles. No es fácil hablar de Maradona como jugador porque cualquier adjetivo que se pueda utilizar va a ser poco. Y Diego como persona era un chico normal que no hacía pesar nunca el nombre, la importancia y la grandeza que tenía y eso era lo que te hacía sentir cómodo. Era un hombre y un jugador que estaba muy atento a sus compañeros, que ponía la cara y te defendía frente la prensa o ante quién sea y esas cosas lo hacían aún más grande de lo que era dentro de la cancha. Después en su vida personal no me gusta entrar porque cada uno la maneja como quiere. Él dijo “yo me equivoqué y pagué” y nadie es perfecto, todos tenemos defectos. Para los argentinos, y para nosotros que nos ha tocado vivir esa época tan linda del fútbol, él nos abrió las puertas para que lleguemos a Europa. Personalmente de Maradona tengo un gran recuerdo como jugador y como persona y dejó muchas cosas, en especial para aquellos chicos que veníamos después del Mundial del 86 y él nos sacaba todo el peso de encima. En la actualidad no es tan simple encontrar personalidades en el fútbol como Diego. A Lionel Messi lo conozco, me ha tocado estar con él aunque no de compañero, e imagino que hoy es eso y representa lo mismo, lo que pasa es que Maradona lo hizo cuando no había tantas cámaras, luces encendidas, y eso me parece mucho más importante.
Cómo valora su andamiaje por la conducción técnica?
RS – A mí siempre me gustó, ya como jugador, tratar de aportar y ayudar a mis compañeros, por eso muchos entrenadores confiaban en mí para pasarle al resto del equipo las indicaciones que venían desde el banquillo técnico. Esos son los inicios que uno tiene pero si hoy podría volver para atrás, la experiencia de Udinese la hubiese retrasado un poco porque el pronto paso de jugador a técnico conlleva otra mirada, exigencia y responsabilidad de decisiones y yo mantenía mucha afinidad con el plantel de ese entonces. Más allá que ellos lo dieron todo, al igual que mi equipo técnico, hicimos una campaña aceptable donde además pasamos dos rondas de Copa UEFA. A mí regreso a Argentina en 2006 empiezo a trabajar en la Academia Jorge Griffa, que a mí me servía porque veía los trabajos de los profesores físicos, de los técnicos y el trato con los jóvenes. En el 2008 me llamó Juan Sebastián Verón, que habíamos sido compañeros en Parma, Lazio, Selección Argentina y sabía que yo quería dirigir, y me ofreció el puesto de DT en Estudiantes de La Plata. Ahí estuve un año donde peleamos por el campeonato hasta las últimas dos fechas, finalmente lo ganó River, y si bien al siguiente estábamos jugando también la Copa Sudamericana, un inconveniente grave de salud de mi padre hizo que decida volverme a Rosario. Al poco tiempo me llama Newell´s, mi club, para dirigir. Estamos dos años y tres meses donde cuando llegamos era una institución que venía devastada de la era Eduardo López, casi quince años como presidente, y arrancamos de cero. Salimos de los puestos de descenso en el primer torneo que era lo que nos pedían, en el segundo nos acomodamos como equipo, el tercer campeonato lo peleamos perdiéndolo con Banfield en la última fecha y en el cuarto torneo disputamos también la Copa Sudamericana. Fue algo muy lindo dirigir el club donde me inicié, me hizo crecer y tuve grandes formadores como Jorge Griffa, Marcelo Bielsa y Luis Lutman. Al poco tiempo me llama Colón de Santa Fe, donde Gabriel Batistuta era el Director Deportivo, y me presenta un proyecto que me gustó. Colón siempre fue un club muy importante que no podía conseguir lo que quería que era ganar un campeonato, cosa que logró hace muy poco tiempo. Siempre contaba con grandes técnicos y plantillas pero no podía ganar. Era un lindo desafío y el balance es positivo ya que hicimos un buen campeonato y jugamos la Copa Sudamericana en el año que estuvimos en la institución. Luego estuve seis meses en Atlético de Rafaela, que venía haciendo las cosas muy bien desde su arribo a la Primera División, y fue una linda posibilidad ya que hicimos una buena campaña en la que estuvimos a un paso de clasificar a la Copa Sudamericana y disputamos Copa Argentina. Pero hubo un desgaste con la venta de dos jugadores que no se pudieron reemplazar y eso hizo que termine regresando a Rosario. En el Fútbol Argentino ya completar seis meses es muy importante debido a que se produce un continuo recambio y es una locura que a mí me cuesta entenderla pero que existe. Esto a veces se produce por situaciones de los mismos técnicos que por ahí van un poquito mal en un lado, lo llaman de otro y se marchan para allí y a eso no lo comparto. Pero la Dirigencia también tiene su grado de responsabilidad porque se pierde un Clásico y parece que el DT no sirve más y se lo reemplaza para evitar o contener el descontento del simpatizante al siguiente partido. Tras esa salida vuelvo a Newell´s pero como Director Deportivo, cargo que creo que ejercí bien porque estuve más de un año donde mi labor era formar el equipo y elegir técnico entre otras cuestiones, pero estaba condicionado y a mí me gustaba estar dentro de la cancha. Cuando me voy de NOB estuve dos años sin dirigir, más allá que aparecieron algunas ofertas, pero formé un nuevo cuerpo técnico con gente conocida y surgió la posibilidad de ir a Chile. Siempre me quedaba la sensación que Chile era un país con buenos jugadores pero que tenía pendiente lo de ser protagonista con sus clubes a nivel continental, por lo que tomé esta chance como un desafío. Llegamos a un acuerdo con la gente mexicana del grupo Pachuca para ir al Club Everton de Viña del Mar, donde estuvimos un año que terminó siendo muy complicado porque fue en plena pandemia, no se podía entrenar ni trabajar de manera normal, y la verdad que tampoco noté competitivo al campeonato. Llegamos a la Final de Copa Chile ante Colo Colo, que perdimos por 2-0 en un partido increíble donde fallamos muchos goles y sucedieron muchas cosas. En líneas generales hicimos un buen trabajo, el equipo entró en zona de Pre-Copa Libertadores y ahí nos volvimos a sentar con la directiva pero en algunas cosas no estábamos de acuerdo y nos fuimos en diciembre. Ahora me encuentro en Rosario esperando por alguna nueva oportunidad, más allá que apareciendo algunas posibilidades que finalmente no se llegaron a concretar.
Qué balance hace de su etapa por la Selección y, especialmente, qué recuerdos tiene de Italia 1990 y el famoso penal a Alemania en la Final y lo de USA 94 con el doping de Maradona?
RS – Cuando uno está en la Selección Argentina, y más durante un período de casi doce años, el balance es más que positivo. Después el no haber logrado un Mundial o haber estado muy cerca de conseguirlo queda como una cuenta pendiente pero el resultado final es siempre positivo. Con respecto a la Final de Italia fue un episodio donde si hubiese estado el VAR en ese momento, todavía la estarían analizando. Fue una jugada donde llego bien a la pelota y después arrastro el pie del rival, el árbitro mexicano Codesal desde la posición donde está cree que es claro penal aunque el juez de línea nunca le dio la derecha. Pero bueno, son esas cosas que dejan muchas dudas y lamentablemente nos tocó perder algo muy importante. Lo de USA´94 en cuanto a nombres, si uno analiza formaciones y partidos, parece un equipo muy ofensivo con Fernando Redondo como mediocampista de contención y luego arriba Abel Balbo, Diego Maradona, Claudio Caniggia y Gabriel Batistuta. Eso nos hacía jugar muy bien, porque cuando teníamos la pelota era difícil que el rival nos hiciera daño, pero en los partidos donde las cosas no salían como con Bulgaria y Rumania, nos tocó perder. Con el episodio del doping de Maradona nosotros nos quedamos sin el líder, el faro, sin nuestro mejor hombre y no supimos reaccionar; caímos con Bulgaria y de ser primeros de grupo clasificamos terceros y luego nos quedamos afuera ante Rumania en un partidazo, de muchas acciones y goles.
Fue algo muy lindo dirigir el club donde me inicié, me hizo crecer y tuve grandes formadores como Jorge Griffa, Marcelo Bielsa y Luis Lutman
Qué conceptos tiene de Carlos Bilardo, Alfio Basile, Daniel Passarella y Marcelo Bielsa?
RS – Primero, agradecimiento a todos porque han creído en mí y me han enseñado muchas cosas. Bilardo me conoció de chico y por toda esa confianza que me dio en ese momento es como que la gratitud es mayor. Con Basile, en realidad, compartimos muy poco tiempo porque entro en consideración en la lista para el Mundial de EEUU debido a que me estaba yendo bien en el Parma. Passarella llega a la Selección en el 95, momento de mucho recambio generacional y quiso que algunos jugadores que habían estado en el último mundial, como Chamot, Simeone, Batistuta y yo, sean parte del nuevo proceso. Y a Bielsa lo tuve en las inferiores de Newell´s, un referente del club, me llama en el 99 y por más que fui parte de su proceso, y capitán en muchos partidos, también por una lesión que había sufrido en los meses previos me tocó quedarme fuera de la lista definitiva para la Copa del Mundo de Corea-Japón 2002. Si bien habló conmigo y me explicó los motivos, fue algo difícil de poder aceptar en ese momento. Sé lo difícil que es ser técnico de la Selección porque hay que tomar decisiones, como en todos los sitios, aunque aquí es más complicado porque hay muchos y muy buenos jugadores.
Cómo ve a Lionel Scaloni y a la Selección de cara al Mundial de Qatar 2020?
RS – Como dije en su momento, y como también creía gran parte de la gente del fútbol, no se veía muy clara la designación de Lionel Scaloni porque, por lo general, ese puesto hay que ganárselo con cosas realizadas. El cuestionamiento o crítica no iba dirigido hacía él sino a la persona que elegía y hoy debo reconocer que la decisión fue más que acertada por parte de Claudio Tapia y resto de la cúpula de AFA ya que lo que no han podido lograr técnicos de mucho nombre, Scaloni lo consiguió. La clave creo que pasa porque ha reunido a un grupo de jugadores que están contentos de ir y jugar en la Selección, más allá que este sentimiento siempre estuvo y en cualquier etapa, y haber ganado la Copa América fue muy importante porque se sacaron de encima una mochila muy pesada que arrastraban estos chicos. Hoy están perfectos y quiero que el Mundial sea ya, los veo muy motivados, compenetrados con el equipo y esto es mérito del Director Técnico y su grupo de trabajo, compuesto por Walter Samuel y Roberto Ayala. Si esta química se sostiene hasta el Mundial y se va con esa motivación, Argentina es un de los candidatos al título. Me parece que estamos muy bien, faltan cinco meses, pero creo que hacía tiempo que no llegábamos a un Mundial de esta manera.
Por último, qué objetivos/ metas personales y profesionales tiene marcadas?
RS – La meta profesional pasa por estar pendiente de ver si sale una opción de trabajo como Técnico; estudiarla, analizarla y si está dentro de las posibilidades asumirla. Y en lo personal, continuar disfrutando del presente y de la familia.
Qué opinas?