Escribe Iván Ariel Ludueña – Ex Director de Pregón*
El domingo próximo pasado, 10 de mayo, amanecíamos con una triste noticia. La noche del sábado 9, nos dejaba físicamente, a los 78 años, Lydia René Barboza. Una persona única, de una calidad humana inigualable, humilde, sincera, recta, responsable, amable, muy sabia y de una honestidad admirable, de perfil bajísimo y noble corazón.
Lydia fue una empleada pública extraordinaria. Se desempeñó en la Municipalidad de San Lorenzo, en distintos lugares y puestos, llegando a obtener la máxima categoría del escalafón, hecho que nadie igualó. Este particular logro, la ubicó el 10 de diciembre de 1991, por decreto y tan sólo por un día, al frente de la Intendencia Municipal. Lydia era confiable, generosa, justa, agradecida y dueña de una humildad pocas veces vista en otros que alcanzan los grandes logros que supo conseguir en este ámbito.
Sin lugar a dudas, Lydia ha dejado una huella imborrable en el municipio sanlorencino y en todos sus compañeros a lo largo de sus 42 años de servicio. Pero no fue ese el único ámbito en el que nuestra querida Lydia se destacara.
El 11 de Octubre de 1968 vio la luz nuestro querido semanario Pregón. Y desde sus comienzos, de la mano de uno de sus directores de aquel entonces, el Dr. Jorge Julio Tombolini, Lydia llegó a la redacción para transformarse, también allí, en su alma y corazón. Primero en el local que Pregón ocupó en la galería San Lorenzo, luego en la oficina que gentilmente ofrecía la familia Bisquerra, Lydia fue quien llevaba las riendas de lo cotidiano, de lo administrativo; y hasta fue, en aquellos duros comienzos, quien armaba, supervisaba y corregía, las ediciones impresas de Pregón, antes de que llegaran a manos de sus lectores. Todos los martes recibía las notas, los avisos y se aprestaba al armado. En horas de la tarde, luego de haber cumplido sus labores municipales, recibía a sus directores y colaboradores y comenzaba allí, ese frenesí que sólo se vivía en las redacciones de esa época, muy lejos de las innumerables posibilidades que nos brinda hoy la tecnología. Discutían y analizaban los editoriales del Dr. Roberto Iván Biraghi y la columna de actualidad denominada “Escuchamos en la calle” cuyo autor, siempre en el anonimato por entonces, fue nuestro querido amigo Deolindo René Piló. Esto último, para los memoriosos, puede ser una verdadera primicia histórica.
Lydia organizaba, coordinaba, armaba, decidía, administraba, siempre con el apoyo indiscutido y la entera confianza de sus directores y de todo el equipo. Era ella también quien los días jueves, se apersonaba en la imprenta Dotto a hacer el control de calidad de todo lo que iba a imprimirse. Recordemos aquellas impresiones con letras de molde y grandes planchas. Procesos muy distintos a los actuales y que requerían de un trabajo mucho más artesanal y arduo.
Lydia fue, pues, como ya se dijo, el alma y el corazón que mantuvo vivo a Pregón hasta llegados los años 2000 en que nuevas generaciones tomamos esa posta que aún sigue viva y tan vigente como entonces.
En lo particular, tuve el honor de conocerla y tratarla. Daba gusto verdadero compartir con ella una charla. Sobre todo, si se trataba de algún tema relacionado con nuestra historia cotidiana. Lydia sabía mucho y lo compartía. Lydia era generosa. Y si bien era cultora de un muy bajo perfil, llegando incluso a no querer despedidas por parte de sus compañeros municipales después de más de 40 años de servicios prestados ni de ser vista en eventos sociales, yo puedo decir hoy que he sido un afortunado, al haberla podido homenajear en ocasión de los 35 años de vida de nuestro querido Pregón.
Hay personas que pasan por esta vida y dejan una huella imborrable, aún sin quererlo. Pero es tanta la pasión que le ponen a lo que hacen, tanta la dedicación, la responsabilidad, las ganas, la entrega, que rápidamente, se transforman en indispensables. Eso, ni más ni menos, fue Lydia René Barboza. Alguien a quien se le debe mucho por su entrega. Alguien a quien Pregón, todo su equipo, el de aquel entonces y el actual, le estarán eternamente agradecidos por todo lo que representa para nosotros. Alguien a quien todos quienes tuvimos el gusto de conocerla y tratarla la recordaremos por siempre.
A su familia y amigos, mi abrazo y acompañamiento en este momento. A ella, mi reconocimiento y mi recuerdo. Gracias por todo, querida Lydia. Hasta que nos volvamos a encontrar…
*Agradezco enormemente la colaboración de Daniel Berone y de Deolindo René Piló para la humilde redacción de estas líneas.
Imagen: Agradecimiento de nuestros colaboradores en ocasión del 35 aniversario de Pregón. Juan Carlos y Jadiye Bisquerra, Lydia Barboza, Deolindo René Piló y el entonces director del medio, Iván Ludueña
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