Llevaban desde septiembre sin verla, y cuando iban a desalojarla de la vivienda se encontraron con su cuerpo desmembrado por sus perros.

La localidad de Rufino está conmocionada tras el descubrimiento del cuerpo de una mujer, Jésica Albil, de 40 años, que había sido en parte consumido por sus mascotas. El hallazgo se produjo el 9 de diciembre, después de que el propietario de la vivienda, al no poder comunicarse con ella en casi tres meses, decidiera investigar la situación.

Al llegar, se encontraron con un ambiente inquietante, acompañado por la presencia de un abogado y un escribano, quienes estaban allí para proceder con el desalojo, debido a que el contrato de alquiler de Jésica había vencido en agosto y su última comunicación data del 16 de septiembre.

En la casa había cuatro perros: dos estaban sanos, uno en estado crítico y otro muerto. Estos canes fueron retirados por el personal de la Guardia Urbana Municipal. La investigación ha sido asignada al fiscal Mauro Menéndez, con participación de personal de Criminalística y la morgue de Venado Tuerto para realizar la autopsia. La vivienda quedó cerrada y clausurada tras las labores investigativas. Este caso ha generado profunda tristeza y preocupación en la comunidad.

Los perros estuvieron alimentándose de él durante un largo período después de su muerte, que inicialmente se atribuye a una complicación diabética.

Aunque las causas de su muerte siguen siendo investigadas por el fiscal Mauro Menéndez, los indicios más sólidos, aunque aún no confirmados oficialmente, apuntan a que su salud, afectada por un cuadro de diabetes crónica, habría jugado un papel importante.

Dentro del domicilio donde operaba su centro estético, Jésica convivía con cuatro mascotas y no tuvo contacto con personas cercanas desde mediados de septiembre. La preocupación por su paradero creció con el paso de los meses. Los malos olores provenientes de la vivienda y una alteración cada vez más evidente en el comportamiento de los animales impulsaron el pedido de una acción concreta.