Un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), reveló que casi la mitad del precio de los alimentos de consumo masivo, corresponde a impuestos. Esto incluye tributos nacionales, provinciales y municipales, representando entre el 36% y el 48% del costo total dependiendo del tipo de alimento.
Por ejemplo, los alimentos Tipo I, con una alícuota de IVA del 10,5%, tienen una carga tributaria del 36,2%. En cambio, los Tipo II, gravados con el 21% de IVA, presentan una carga del 41,8%.
En el caso de bebidas sin alcohol, como el agua mineral y los jugos (Tipo III), o las gaseosas (Tipo IV), los impuestos internos también incrementan la carga tributaria, llegando al 46,7% y 48,1% respectivamente.
Estos impuestos incluyen: el IVA, ganancias, impuesto al cheque, impuestos internos y cargas de la Seguridad Social a nivel nacional, además del impuesto a los Ingresos Brutos a nivel provincial y las tasas municipales como la Tasa de Inspección y Seguridad e Higiene.
En resumen, los consumidores argentinos pagan una suma significativa en impuestos al adquirir alimentos básicos, lo que impacta directamente en el costo final de estos productos.
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