El Indec dio a conocer los resultados del primer semestre 2022, que reflejan una baja respecto del segundo semestre del 2021 y suba de la indigencia en niños y adolescentes.
El Gobierno informó que la pobreza infantil afectó a 50,9% en el primer semestre del 2022. Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que hizo el Instituto Nacional de Estadística y Censos en 31 aglomerados urbanos de todo el país con una población de 29,2 millones de personas, la pobreza afectó en la proyección al total país de 47,3 millones habitantes -según el Censo 2022 del Indec- a 5,54 millones de niños menores de 14 años, de los cuales 1,38 millones son indigentes.
En la segunda mitad de 2021, ya virtualmente superados los efectos negativos sobre el empleo en general de la pandemia de Covid-19, el informe del organismo oficial de estadística había detallado que el 51,4% de los habitantes de 0 a 14 años eran pobres. De ese grupo, el 12,4% de los niños vivían en la indigencia, es decir en hogares en donde los ingresos monetarios por todo concepto no llegaban a cubrir la compra de la canasta básica alimentaria al promedio de precios que releva el Indec en todo el país.
Así, la pobreza entre los menos de 14 años se redujo en 40.400 niños en el semestre y en 373.000 respecto de igual período del año previo; pero, por el contrario, la cantidad de los niños indigentes, a los que no les alcanza el ingreso para comer las necesidades mínimas, subió en los primeros seis meses de 2022 en 14.300 personas, aunque respecto de un año antes disminuyó en 425.300 menores.
La aceleración de la tasa de aumento de la canasta alimentaria en la primera mitad del año respecto del índice general de precios del Indec explica el aumento de la tasa de indigencia en el total país de 8,2% a 8,8% del total de habitantes.
Destacan los analistas del Indec: “Los ingresos en el período estudiado aumentaron a un nivel similar a la CBT (Canasta Básica Total), lo que dio lugar a la reducción de la tasa de pobreza; y menos que la CBA (Canasta Básica Alimentaria), lo que explica el aumento de la tasa de indigencia del conjunto de la población en el promedio del semestre.
Semejantes índices de pobreza e indigencia persisten en un escenario en que el Estado nacional, desde la crisis de fines de 2001 a intensificado los planes asistenciales a los hogares carenciados de ingresos, comenzado por la Asignación Universal por Hijo (AUH) que actualmente cubre a 4,4 millones de niños, de los cuales 3,7 millones perciben el suplemento de la Ayuda Escolar AUH, según los datos explicitados en la presentación del Presupuesto Nacional 2023 de Gastos y Recursos en el Sector Público Nacional; el Plan Alimentar que registra a 2,5 millones de beneficiarios y cubre a 4,1 millones de personas; más otros 1,1 millones perceptores del Plan Potenciar Trabajo; entre los más representativos que alcanzan a personas que se desempeñan en tareas no registradas y también a quienes perciben ingresos inferiores al salario mínimo vital y móvil.
Claramente, la alta inflación, la cual por tercer mes consecutivo se mueve al ritmo de 7% al mes y más, equivalente a una tasa anualizada en perspectiva de más de 100%, junto a la creciente precariedad que se observa en el mercado laboral -por cada empleo en blanco se generaron el último año casi 2 en negro, según la última EPH que midió una disminución de la tasa de desempleo a 6,9% de la oferta laboral- se han tornado en los principales obstáculos para que se pueda reducir a mayor velocidad las tasas de pobreza e indigencia en general, y entre los niños en particular. Esa es la franja que más duele, y que exigen políticas de asistencia mejor focalizadas y más efectivas que las vigentes.
Con información de Infobae
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