Hoy, 8 de marzo, día internacional de la mujer, día de conmemorar. Nada que celebrar.
Las redes sociales se llenaron desde anoche con imágenes de flores, lápices de labios, felicitaciones y mensajes de amor… como si fuera una fiesta. Cuesta entender, cuesta que se entienda, que el 8 de marzo fue declarado día internacional de la mujer porque este mismo día del año 1908 129 mujeres murieron quemadas en una fábrica de Estados Unidos por luchar por sus derechos laborales.
Cuesta que se entienda que los derechos que hoy tenemos fueron luchas que se dieron en el pasado. Con marchas, con gritos, con llantos, hubo mujeres que pelearon por nosotras, para que hoy podamos votar, ir a la universidad, tener la tenencia de nuestros hijos, divorciarnos y tanto más que hoy no vemos porque ya se ha naturalizado (gracias a la lucha de otras).
Hoy nos toca a nosotras, las herederas de esos derechos, construir una sociedad más igualitaria.
Los últimos años fueron para muchos, años de gran deconstrucción. Algunos nos tomamos el trabajo de revisar creencias y estereotipos y levantar otras banderas.
Barajando y dando de nuevo, desaprendiendo y aprendiendo, entendimos que no hay igualdad de derechos posible si reproducimos las creencias con las que nosotros fuimos educados.
Hay que de una vez entender que «feminismo» no es ninguna enfermedad, ni una mala palabra. Quienes nos declaramos feministas estamos luchando por una sociedad más igualitaria, tratamos de visibilizar las desigualdades que dejan a la mujer en condiciones inferiores. Intentamos construir una sociedad en la que el género no habilite la discriminación y la violencia.
Ninguna mujer nace feminista, nos vamos haciendo mientras sufrimos, mientras pensamos, mientras nos cuestionamos, a base de empatía, de abrir nuestra cabeza y nuestro corazón a otras realidades más allá de la nuestra. Cuando vemos que en nuestro país muere una mujer cada 30 horas, cuando vemos a una niña violada obligada a ser madre, cuando nuestro jefe nos acosa, cuando tenemos que criar hijos solas… Cuando vemos lo diferente que es todo para las mujeres.
Creemos en la necesidad de replantear preconceptos, de derribar estructuras, de no aceptar los moldes preestablecidos. Creemos en crecer, en cuestionar sin miedo y caminar con la cabeza alta. Somos feministas. Feliz día de lucha.
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