Como ocurriera con el caso de Bianca Pochón, G., fue abusada desde sus 9 hasta sus 18 años. Como producto de esos ataques sexuales, nació F., quien hoy tiene cinco años, y sufre muchos problemas de salud, al igual que su mamá, quien a la vez es su hermana. El fiscal Nicossia solicitó 20 años de prisión en los alegatos de apertura del juicio oral contra Carlos Vera.

Otra tremenda historia de abuso sacude los tribunales de San Lorenzo. Ayer comenzó un nuevo juicio oral contra Carlos Bernabé Vera, de 52 años quien abusó sexualmente de su hija biológica entre los 9 y los 18 años, hasta que la víctima quedó embarazada.

Algunas particularidades del caso remiten inevitablemente a una comparación con el juicio de Ricardo Pochón, quien fuera condenado el pasado mes a 20 años de prisión por los abusos sexuales a su hija Bianca que comenzaron a sus 8 años, hasta sus 21 y como consecuencia de ello, quedó embarazada.

Como Bianca, los abusos a G., quien hoy tiene 25 años, eran en una vivienda precaria de Capitán Bermúdez, en el marco de una situación de desidia y abandono del Estado en todas sus facetas. La joven creció siendo una de las hermanas mayores haciéndose cargo de la crianza de sus diez hermanos que convivían en una vivienda de calle Ayacucho en barrio Margarita junto a Carlos Vera.

Vera comenzó a abusarla desde que G., tenía 9 años, y se fueron incrementando con los años, desde tocamientos hasta los abusos carnales cuando la víctima comenzó a crecer. El abusador aprovechaba los momentos en que la mujer salía con los hijos para abusar de su hija a quien pedía que se quedara con él cuando la mamá salía.

Cuando G, tenía 18 años, un día se sintió mal, sufrió un desmayo y su hermana mayor le preguntó si podía estar embarazada; le compró un test de embarazo y allí la joven supo que estaba embarazada de su padre, aunque era un secreto a voces que mantenía con Vera bajo amenazas de muerte.

Para el fiscal Maximiliano Nicossia: “ G, aún no comenzó a vivir, es una historia donde ella se vio forzada a ser una víctima, una historia con violencia extrema y con fuertes rasgos patriarcales; una historia marcada por la dominación, el control, el sometimiento, la degradación, las  amenazas, los constantes y crónicos abusos sexuales a las que fue sometida por su papa biológico Carlos Bernabé Vera, que comenzaron cuando ella tenía 9 años de edad,  cuando Vera la tocaba en sus partes íntimas, la besaba y la obligaba que ella hiciera lo mismo con él. No satisfecho con ello, estos hechos se fueron incrementando a sus 14 años, allí comenzó a penetrarla vaginalmente y a someterla a la fuerza; con el tiempo se hicieron más frecuentes y más dolorosos; abusos ultrajes y sometimientos que solo encontraron sosiego cuando producto de estos ataques sexuales queda embarazada de su hijo F., quien hoy tiene 5 años de edad y es el hijo biológico del abusador de su mamá, convirtiéndose así brutalmente a su hija en niña/madre de su hermano”.

El fiscal, lo imputó por los delitos de abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado, por haber sido cometido por un ascendiente y por haber sido cometido contra un menor de 18 años de edad, aprovechando la situación de convivencia, solicitando la pena única de 20 años de prisión efectiva. La escala alta de la pena se funda en el daño en la psiquis, en su salud de ambos, en la maternidad no deseada, “son huellas que han marcado a G., y que son indelebles”, expresó Nicossia.

Luego de los alegatos de apertura, fue el turno de la víctima de brindar testimonio antes los jueces Eugenio Romanini, Griselda Strólogo e Ignacio Vacca. El fiscal solicitó el desalojo de los presentes para no revictimizar a la joven que iba a contar por primera vez ante el tribunal todo el calvario que atravesó desde su infancia; lo que desconoció el fiscal, es que esas mujeres pertenecían al grupo interdisciplinario de la municipalidad de Capitán Bermúdez y que acompañaron a la víctima desde el comienzo de la denuncia, que fue desmerecido por la fiscalía al permitir que solo estuviera presente uno de los miembros del Centro de Asistencia Judicial (CAJ) quien según Nicossia “ fue el único que estuvo desde el comienzo de la denuncia”.