Escribe Carolina Rigoni
Licenciada en Ciencia Política- U.N.R

En muchas oportunidades, cuando digo que estudié ciencia política las personas imaginan que qué seré un buen “político” por estudiar politología, pero no piensan en el término ciencia.

En primer lugar, habría que afirmar que ser politólogo no significa ser político. Lo cierto es, que el cientista político conoce en profundidad la política, pero también posee un amplio conocimiento sobre otras disciplinas relacionadas con las ciencias sociales. La ciencia política, no puede desconocer su diálogo con el resto de las ciencias sociales y su carácter interdisciplinario.

El profesional de la Ciencia Política se caracteriza por su sólida preparación, principalmente en disciplinas como: historia, derecho, economía, sociología, filosofía, entre otras, según el tipo de orientación elegida. Lo cual le permite, evitar caer en los prejuicios de su propia ideología buscando ser imparcial; y así realizar un completo e integral análisis socio-político.

El Licenciado en Ciencia Política es un graduado universitario con formación profesional para desarrollar sus competencias en el campo del análisis político, las políticas públicas, la gestión institucional y de organizaciones sociales. Éste, desarrolla su actividad profesional en los siguientes ámbitos: Estado y gobierno en sus distintos niveles y jurisdicciones; espacios públicos societales y sus organizaciones; organizaciones privadas; instituciones científicas y educativas.

El cientista político es ante todo un profesional, un analista de la política que poseyendo una diversidad de conocimientos, enfoques y perspectivas teóricas como principal herramienta, se abre paso en el abordaje de los diversos fenómenos y problemáticas que caracterizan a la política, y naturalmente a los efectos que se desprenden del poder y de las relaciones de dominación.

En definitiva, los fines que persigue el político son obtener y conservar el poder, es decir, que son distintos a los del politólogo, que son estudiar, analizar y explicar la realidad socio política.

Asimismo, que el político haya tenido una formación académica en esta disciplina no le garantiza la entrada a la arena política y muchos menos ser buen gobernante, pero sí las herramientas y el conocimiento suficiente para ejercer con eficacia y eficiencia sus funciones.