Dos personas fueron imputadas por el crimen de Gonzalo Díaz. Según el fiscal Balbis, junto a un grupo de personas no identificadas lo golpearon brutalmente y Gabriel D le disparó con un arma calibre 22. Según la acusación, a la víctima lo siguieron golpeando mientras su cuerpo yacía en una cuneta de calle Oroño.

Este mediodía en los Tribunales Provinciales de San Lorenzo, se llevó a cabo la audiencia imputativa contra los identificados como Gabriel D. y Yael R por el crimen de Gonzalo Díaz ocurrido en barrio 3 de febrero el pasado 14 de octubre.

El primero fue imputado en carácter de autor por los delitos de Homicidio Agravado por uso de arma de fuego y Portación Ilegal de Arma de Fuego de Uso Civil. Por su parte, Yael R. fue imputado en carácter de partícipe necesario del delito de Homicidio Agravado por uso de arma de fuego.

La Jueza de Primera Instancia, Dra. Griselda Strólogo, tuvo por admitida la imputación y dictó para ambos imputados la prisión preventiva efectiva por el plazo que establece la ley.

En su exposición, el Fiscal Aquiles Balbis atribuyó a los acusados los hechos ocurridos durante la tarde del 14 de octubre de 2025. Según la acusación, entre las 19:00 y las 20:00 horas, ambos individuos abordaron a la víctima, Gonzalo Díaz, en la intersección de Luis Agote y Oroño de la ciudad de San Lorenzo, agrediéndolo físicamente con múltiples golpes de puños y patadas. Esta primera agresión fue interrumpida por la intervención de un familiar de la víctima.

Posteriormente, alrededor de las 20:42 horas, cuando Gonzalo Díaz circulaba por el mismo lugar en su motocicleta de 110 cm³, fue nuevamente abordado por los imputados, quienes en esa ocasión se encontraban acompañados por tres personas no identificadas. El grupo lo atacó con golpes de puño y patadas en la cabeza. Mientras la víctima se encontraba en ese estado de vulnerabilidad, Gabriel D. disparó al menos una vez con una pistola calibre .22 impactándole en el tórax. Aun cuando la víctima yacía desvanecida en el suelo, Yael R y los demás masculinos continuaron propinándole patadas en el rostro y múltiples golpes, para finalmente arrojar su cuerpo a una cuneta de la calle Oroño. Como consecuencia del disparo, la víctima sufrió un shock hipovolémico que le provocó la muerte.