Se disputó en el Centro Cultural el cuarto Abierto de cubo Rubik de San Lorenzo

Cien jugadores de diferentes puntos del país y de la República Oriental del Uruguay participaron distribuidos en catorce categorías. El evento fue coorganizado por la Coordinación de la Juventud de la Municipalidad.

Por cuarto año consecutivo San Lorenzo fue sede de un torneo internacional de cubo Rubik patrocinado la World Cube Association, organización internacional de la disciplina. El evento, coorganizado por el municipio local a través de la Coordinación de la Juventud, se llevó a cabo el sábado y domingo pasados en el Centro Cultural y Educativo Municipal.

Distribuidos en catorce categorías, participaron más de cien jugadores de diferentes puntos del país y de la República Oriental del Uruguay. Las diferentes modalidades de competición pusieron en juego diferentes destrezas: por tiempo, con diferentes tipos de cubo, a ciegas y con una sola mano, entre otras. 

El grueso de la actividad se llevó a cabo en el patio del establecimiento -donde además se vendieron cubos- y las finales se disputaron en la sala Bernardo Perrone. Allí realizaron la entrega de premios el presidente del Concejo municipal, Gustavo Oggero, y los concejales Fernando Dagatti y Luciana Resquín.

Oggero felicitó a los jugadores y a los organizadores por el éxito del evento. “Es un orgullo para nuestra ciudad haberse convertido en una plaza habitual de esta competencia de una disciplina que demanda un admirable despliegue de destrezas intelectuales”, señaló.

El cubo y su historia
El cubo de Rubik es un rompecabezas mecánico tridimensional inventado por el escultor y profesor de arquitectura húngaro Erno Rubik en 1974. Originalmente llamado “cubo mágico”, el rompecabezas fue licenciado por Rubik para ser vendido por Ideal Toy Corp en 1980 y ganó el premio alemán a mejor juego del año en la categoría “Mejor rompecabezas” ese mismo año. Hasta enero de 2009 se habían vendido 350 millones de cubos en todo el mundo, convirtiéndolo el juguete más vendido del mundo.

En un cubo de Rubik clásico, cada una de las seis caras está cubierta por nueve pegatinas de seis colores uniformes (tradicionalmente blanco, rojo, azul, naranja, verde y amarillo) Un mecanismo de ejes permite a cada cara girar independientemente, mezclando así los colores. Para resolver el rompecabezas, cada cara debe volver a consistir en un solo color.

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