Entramos en la recta final de cara al balotaje presidencial del 19 de noviembre. Por segunda vez en la historia los argentinos deberemos elegir entre dos candidatos que compiten mano a mano para quedarse con la presidencia de la república. Pero no sólo es una elección de candidatos, es una elección en la que se miden dos modelos de país diametralmente opuestos.
Por un lado, se propone reducir el Estado a su mínima expresión con la excusa de alcanzar el tan ansiado equilibrio fiscal, pero en esa reducción del Estado está implícito el recorte en una serie de derechos de los ciudadanos. La otra opción, la de Sergio Massa, propone fortalecer el rol del Estado para garantizar la igualdad de oportunidades y generar un ciclo de crecimiento que tenga a la producción como motor. Las condiciones para ello están, las herramientas también. Sólo falta ponerlas en práctica.
Es una elección también entre maneras de entender la democracia. Mientras el discurso de La Libertad Avanza afirma que viene a destruir al adversario político, Sergio Massa propone un gobierno de unidad nacional como una alternativa para superar la grieta y consolidar una etapa de crecimiento. Esta comparación no se queda únicamente en lo discursivo. Cuando ahondamos en las propuestas advertimos claramente que, amparado en el concepto de libertad, Javier Milei impulsa medidas que indefectiblemente generarán desigualdad y condenarán a buena parte de la ciudadanía al desempleo y a la exclusión.
Las políticas de apertura total y dolarización que propone el candidato libertario le propinarían un duro golpe a la competitividad de la industria nacional. Ello se reflejará en cierre de fábricas y cientos de miles de despidos. Nuestra región, el Cordón Industrial, ya atravesó políticas similares en el pasado, y se vio fuertemente afectada. ¿Quién no sufrió el despido de un familiar o alguien cercano? Tomó años recuperar el entramado productivo de nuestra región y ahora se corre el riesgo de que otra vez se destruya.
En contraposición, Massa llama a defender la producción y el empleo, proponiendo alianzas con los sectores empresariales y beneficios para el sector PYME que es el gran generador de mano de obra en el país. Esta política garantiza la conservación y la generación de puestos de trabajo, para que la mayor cantidad de personas de nuestra región y nuestro país accedan a un salario digno.
Otro aspecto a tener en cuenta radica en las propuestas que los candidatos esgrimen a la hora de revertir el déficit fiscal. Mientras que el candidato de Unión por la Patria propone un régimen tributario progresivo y un aumento en la productividad que ayude a nivelar la balanza comercial; Milei centra su discurso en un achicamiento del Estado que indefectiblemente va a repercutir en recortes a los pasivos, la educación y la salud.
Esto, en términos prácticos, implica la eliminación de la educación pública gratuita. Es decir que toda la educación pasará a estar arancelada. Habrá que pagar con ella. Algo similar sucede con la salud, según manifestaron referentes de la LLA, que pretenden eliminar el sistema sanitario que es ejemplo a nivel mundial y comenzar a cobrar por todas las prácticas, algo que condenaría a una importante porción de la sociedad a vivir sin atención de salud. No queremos que la Argentina se convierta en uno de esos países en que transitar una enfermedad también convierte al paciente en un deudor.
Todo lo dicho no quita que haya cosas por mejorar, porque es claro que sí las hay. Pero sólo Sergio Massa ha presentado propuestas concretadas para hacerlo. Con una mirada federal, inclusiva y previsible. Del otro lado, solamente se ha expresado odio, división y la promesa de un salto al vacío como solución a todos los problemas.
La diferencia entre las propuestas nunca estuvo más clara. Es hora de que cada uno de los votantes de nuestro país se comprometa. Analice detenidamente lo que cada candidato promueve y asuma una posición a conciencia. Porque está en juego el futuro de nuestras familias, de nuestros hijos e hijas, de nuestros nietos y nietas. ¿Queremos un país que respete los valores de la democracia, que incluya, eduque y cuide? ¿O queremos el país del sálvese quien pueda, en el que como nuestra historia nos enseñó se terminan salvando algunos afortunados?
Argentina tiene con qué y tiene con quién salir de esta situación. Este 19 de noviembre, votemos con el corazón y con la razón. Pensando en un futuro mejor para todos. Y por desterrar finalmente los odios y divisiones. En este balotaje, acompañemos a Sergio Massa.
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