Vicentín se reactiva: ocho cerealeras se suman tras la intervención judicial y garantizan continuidad laboral

El gobierno de Santa Fe confirmó que empresas líderes como ACA, Bunge, Viterra y Molinos Agro firmaron contratos con Vicentín para industrializar más de 500 mil toneladas de soja al mes. La medida reactiva la planta de San Lorenzo, lleva alivio a mil trabajadores y refuerza la expectativa de salvataje en el marco del cram down.

El Ministerio de Trabajo de Santa Fe informó este mediodía un avance clave en la recuperación de la aceitera Vicentín: ocho grandes cerealeras —ACA, Bunge, Viterra, Cargill, Molinos Agro, Unión Agrícola Avellaneda, Dreyfus y el Grupo Grassi— firmaron contratos de fasón para industrializar más de 500 mil toneladas de soja mensuales en la planta ubicada en San Lorenzo.

Los convenios, firmados por seis meses, permitirán moler entre 350 mil y 380 mil toneladas de soja por mes, lo que representa un importante paso para la recuperación de la empresa, que estaba paralizada desde marzo y cuya situación había puesto en vilo a unos mil trabajadores, muchos de los cuales cobraban salarios en cuotas.

El acuerdo fue posible gracias a la intervención judicial ordenada por la Justicia santafesina, que desplazó a los ejecutivos originales de Vicentín —fuertemente cuestionados por manejos financieros irregulares— y generó un nuevo marco de seguridad jurídica para atraer a nuevos socios industriales. Hasta entonces, el directorio original había fracasado en retener contratos con ACA, Bunge y Viterra, y había llegado a cerrar las plantas al vencerse los acuerdos previos, argumentando falta de interesados.

El trasfondo financiero revela que los antiguos directivos de Vicentín utilizaron al menos 6.000 millones de pesos para fines personales y 2.000 millones en acuerdos de desvinculación, según la Fiscalía. Incluso, la intervención judicial descubrió recientemente que familiares y accionistas cobraban sueldos sin prestar servicios efectivos, lo que fue denunciado formalmente ante el juez como casos de “ñoquis”.

Con la nueva administración, el escenario cambió radicalmente. Empresas como Cargill, que hasta ahora no habían participado, decidieron integrarse al proceso. La confianza del sector creció y hubo una reacción coordinada para evitar la quiebra y asegurar la paz social y operativa en el marco del cram down que está en curso.

El intendente Leonardo Raimundo valoró la medida y reiteró su pedido de celeridad judicial para definir el futuro de la planta y preservar los puestos de trabajo. Por su parte, el gremio aceitero (SOEA) celebró los avances pero remarcó que el pago completo de los salarios es un punto innegociable.

“El salario no es una variable de ajuste. Se come o no se come. Que lo tengan presente a la hora de acompañar este proceso”, enfatizó Daniel Succi, secretario general del sindicato. Además, destacó la labor de los interventores judiciales: “Parece que quieren hacer las cosas bien. Esperamos que sigan por este camino”.

La recuperación parcial de Vicentín marca un punto de inflexión en uno de los procesos concursales más complejos del país. La posibilidad de evitar la quiebra parece hoy más tangible, con una planta reactivada, contratos firmes y trabajadores que vuelven a ver una luz al final del túnel.

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