La situación de los jubilados en Argentina sigue siendo preocupante, especialmente con una inflación que supera el 20% y la falta de ajustes en sus haberes. Desde la Defensoría de la Tercera Edad advierten que la modificación en la fórmula jubilatoria no es la solución mágica a los problemas estructurales del país.

En un contexto donde se espera que la inflación siga aumentando, los adultos mayores ya retirados, son uno de los grupos más afectados. La mínima sigue siendo la misma que en diciembre, lo que significa que están perdiendo poder adquisitivo constantemente. Incluso con bonos, el reajuste total de jubilaciones y pensiones el año pasado apenas alcanzó el 140%, mientras que la inflación general superaba el 200%, y los precios de insumos esenciales como medicamentos aumentaban hasta un 300%.

Esta situación se agrava con la demora en la acreditación de los pagos, lo que implica pérdidas para los jubilados y para el comercio en general. Además, la incidencia de la seguridad social sobre el Producto Bruto Interno (PBI) ha disminuido considerablemente en los últimos años, lo que refleja un retroceso en el compromiso del Estado con estos.

La llamada «fórmula mágica» de la movilidad jubilatoria se presenta como una solución, pero en realidad solo busca mantener el poder adquisitivo en lugar de recomponerlo. Con millones de personas adultas ya retiradas, cobrando sumas insuficientes para cubrir sus necesidades básicas y un consumo de medicamentos que ha disminuido drásticamente, es evidente que se necesita una acción urgente por parte del gobierno para proteger a los más vulnerables de la sociedad.

El informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) confirma esta situación alarmante, con una caída del 45% en el consumo de medicamentos. Es evidente que el sistema actual no está funcionando y que se necesitan medidas concretas para garantizar que los jubilados puedan vivir con dignidad y seguridad en su vejez.