Por Rocio Jaimes – Publicista (Comunicación Política)

Se dio a conocer el nuevo retrato oficial de la primera dama de los Estados Unidos, y el cambio fue extremo.

Cuando Donald Trump asumió la presidencia el 20 de enero de este año, su esposa, Melania Trump llegó pisando fuerte, mostrando una autoridad que nunca antes se había visto en ella. Su elección de vestuario –un abrigo de estilo militar y un sombrero de ala ancha– dejó en claro el papel que pretende desempeñar en este nuevo mandato: el de primera dama poderosa.

Recordemos que, durante la presidencia anterior, Melania fue percibida principalmente como la esposa que acompañaba a su marido en su labor, limitándose a participar en eventos institucionales y algunas actividades de caridad. Se la mostraba como una mujer poco empática, sin una voz propia. No obstante, su belleza y sus outfits siempre marcaron tendencia: colores vivos, estampados femeninos y una elegancia que la distinguía entre las primeras damas estadounidenses.

El mundo está atónito ante el giro radical en su imagen. En esta ocasión, Melania recurre al ‘power dressing’ para su nuevo retrato oficial: fotografiada con traje y camisa, apoyando las manos sobre una mesa e inclinándose ligeramente hacia adelante, proyecta una imagen de determinación. Ya no es la modelo tradicional que todos conocían, sino una mujer poderosa, trabajadora, elegante y minimalista. Este cambio parece marcar la nueva forma de gobernar de la familia Trump.

A pesar de la relevancia global de este retrato, resulta imposible no recordar a una argentina que posó de manera similar: Mirtha Legrand en su última novela, La Dueña (2012), donde interpretó a una empresaria dispuesta a todo para defender su imperio empresarial.

La imagen de Melania Trump nos deja pensando en cuánto puede decir una simple fotografía sobre el poder, la autoridad y el rol de una mujer en la política. Su transformación parece enviarnos un mensaje claro: ya no es solo una figura decorativa, sino alguien que busca imponer su presencia. Pero, ¿es un verdadero cambio de actitud o solo una estrategia de imagen? Como diría Mirtha Legrand, “como te ven, te tratan”.

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