La Colonia de Oliveros en estado de abandono

Suenan indignados, desesperados por no encontrar respuestas. Gustavo y Alicia viven por estos días una triste realidad. La Justicia los obligó a internar a su hijo en la Colonia psiquiátrica de Oliveros, pero cuando llegaron al lugar se encontraron con un sitio que estaba en un estado deplorable. Desde ese momento, arrancaron una encrucijada a través de las redes para poder denunciarlo.

David, hijo de Gustavo y Alicia, padece de esquizofrenia desde los 18 años. Con sus 30 años ha tenido recurrentes crisis o brotes que lo hacen auto lastimarse, al punto tal que en el último episodio el joven consumió tornillos y clavos, lo que le produjo una peritonitis.

Por este motivo, tuvo que ser internado en el Heca donde fue operado de urgencia. Por otro lado, la Justicia le ordenó la internación en la Colonia Oliveros para que sea tratado de la manera correspondiente. Ahí es donde los problemas comenzaron a aparecer.

En el Hospital de Emergencias sólo estuvo una semana y lo derivaron sin tener cicatrizada la herida. “Él tenía que haber sido tratado en el Heca como un paciente que necesitaba una internación, mi hijo tendría que haber salido con su herida cicatrizada del Heca”, recuerda Gustavo. Según denuncia, “el Hospital de Emergencias no cumple la nueva ley de salud mental”.

Con la herida sin cicatrizar, David fue trasladado a Oliveros. “Yo no sé si le correspondía o no el alta médica porque médica no soy, pero sí te puedo decir que él tenía una herida con los drenajes abiertos que todavía estaban supurando”, agrega Alicia.

Primeramente estuvo internado en el policlínico de la Colonia de Oliveroa. Dos días más tarde, Alicia recibe un llamado de su hijo: “Me pasaron al pabellón seis”.

Alicia y Gustavo saben que el pabellón seis “no es un lugar donde pueda estar una persona” y que nadie “se puede recuperar en ese lugar”. Mientras él describe al seis como “un basural”, Alicia detalla cada rincón. “Realmente es deprimente, es un lugar abandonado, con desidia, la gente que está ahí está depositada. No tienen sábanas, no tienen con qué taparse, no tienen un ventilador. El estado del baño, derrumbándose… y de lo que sería una cocina, no está higienizado”. Y asegura que “así como no tienen ni siquiera lo básico no puedo creer ni confiar que van a tener lo que requiere la salud mental”.

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La justificación de los encargados ante sus quejas fue que en el policlínico había enfermos con tuberculosis y eso podía contagiar a David. Pero Gustavo no entiende y no encuentra explicación. Se lo escucha enojado al ver la situación por la que tiene que pasar su hijo después de una operación. “Mi malestar es que me dicen que tres médicos clínicos autorizaron el traslado del policlínico de Oliveros al pabellón seis. No sé si les regalaron la matrícula o la compraron porque un profesional que ganó su matrícula con esfuerzo y con estudio jamás puede mandar a una persona que tiene un post operatorio importante a un basural, donde no hay higiene, donde lo exponen a infecciones”. Después de las denuncias al lugar por dicho traslado, Gustavo efectivizó una denuncia penal que hoy sigue su curso.

Los reiterados brotes del hijo de la pareja hacen que vuelva una y otra a vez a ser internado en la Colonia de Oliveros, pero esta vez no fue lo mismo. Por eso, decidieron visibilizarlo. “Esta última vez yo vi a Oliveros peor que nunca, muy abandonado, mucho más que años anteriores. Si antes me parecía horrible, ahora me parece inhumano. Por otro lado, está esa ambigüedad de que Oliveros es lo único que hay”, explica Alicia.

Gustavo cree que “todo esto está manejado por un poder político evidentemente, porque tanto políticos como medios de comunicación, todos, miran para otro lado”.

Noches sin dormir, pensamientos que no paran, la culpa que carcome, el sufrimiento que viven todos los días por saber que su hijo está internado allí.

“Dejar a tu hijo ahí e irte a tu casa a descansar es imposible, que vos te vayas a tu casa a acostar con aire acondicionado, que te pongas a mirar la tele, que te pongas a disfrutar una comida, que puedas disfrutar de algo cuando vos tenés a tu hijo en un lugar así… No podés, no podés”, expresó con angustia Alicia. Y siguió: “No se puede explicar lo que siento cuando lo dejo, no hay palabras para explicarlo. Cualquiera que ama a un ser y lo deja en esas condiciones sabiendo lo que le espera, siente culpa porque vos tenés que ayudarlo. ¿Qué puedo sentir? ¿Qué puedo pensar? Yo tengo la culpa porque estoy llevando mi hijo al sufrimiento”.

La pareja asegura que esta denuncia no la realizan por la salud de su hijo porque en poco tiempo cuando sea dado de alta volverá a la casa con sus padres, sino por “la gente que se queda y vive ahí, día tras día. Estoy buscando que se haga foco en el estado de ese lugar. Ninguna clase de patología ni ninguna persona sana es digna de estar en ese sitio, ni los mismos profesionales, ni siquiera ellos trabajan dignamente ahí. Es necesario que alguien que tenga autoridad se ocupe de esto”.

Fuente: Con la gente noticias

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