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Merendero de Beltrán busca cumplirle el sueño de festejar los 15 a una adolescente

Una gran movida solidaria comenzó a través de redes sociales. Una joven publicó el sueño del merendero Debajo de Cada Gorra de Fray Luis Beltrán para festejar los 15 a una nena que asiste al merendero, cuando pase la pandemia. Un gran gesto de empatía en el medio de una pandemia que expuso aún más la brecha entre los que menos tienen.

Casi todas las adolescentes soñamos alguna vez con nuestra fiesta de 15 años. Llegar al salón con un vestido despampanante, bailar con los amigos y la familia hasta el amanecer, festejar que dejamos nuestra niñez para comenzar una nueva etapa de nuestras vidas. Sin embargo, no todas podemos acceder a nuestro agasajo, debido a que los costos de armar un cumpleaños se ajustan a la realidad económica de nuestros padres.

Sin embargo, siempre hay personas que con una gran solidaridad buscan cumplir ese sueño. El Merendero Debajo de cada Gorra hay una historia, ubicado en el corazón de barrio Ombú de Fray Luis Beltrán quiere festejar los 15 de una adolescente que asiste al lugar y necesita la colaboración de todos.

«Ya lo hemos hecho y planeamos hacerlo con todas las chicas, lo hacemos por más que ella pueda o no pueda, ella es pare del merendero y nos nace y nos sale decirle que tienen derecho a soñar como otras chicas; desde el merendero lo que logramos es que la gente no quiera venir al barrio, o que digan que los chicos no puedan jugar con los del barrio y eso se fue perdiendo. Cuando hacemos jornadas vienen los chicos de todos los barrios pero antes lo estigmatizaban», contó Evelyn Barreto, una de las responsables del merendero. «La idea es mostrarles a los pibes de acá que todos somos iguales».

Para agasajarla, desde el merendero realizan un pedido solidario al que se han hecho eco varias personas, a través de la red social Facebook, como Natalí, dueña del local comercial Ramonas, quien se puso a disposición para recolectar. Desde iluminación, sonido, vestido, torta, bebidas, comida, cotillón, descartables, todo lo que la adolescente merece. La fecha estimativa del festejo sería en noviembre, una vez que la pandemia del coronavirus esté controlada. Las donaciones se pueden realizar en el mismo domiclio del merendero en General Paz 559, o a través de facebook «Merendero debajo de cada gorra hay una historia» o en el de Evelyn Barreto o el de la organización Estrellas Chiquitas. También pueden contactarse por whatsapp al 3412 70-6347.

«Se creó una movida terrible, desde que lo contamos en redes sociales comenzaron a llamarnos de todos lados, lo bueno es que en el medio de toda esta pandemia, una cosa une a la sociedad, lo mismo ocurre cuando hacemos jornadas, nos encontramos con un montón de gente que quiere colaborar y se va creando algo muy groso, porque siempre necesitamos que se sumen», agregó Eve

El merendero Debajo de cada gorra hay una historia mantiene más de 300 personas que buscan algo para llenar sus estómagos. La pandemia del coronavirus, los expuso aún más a la marginalidad y a la pobreza. Eve comenzó con la idea de ayudar con los que menos tienen hace dos años y dos meses y comenzaron con 35 chicos del barrio y hoy son 116. La crisis económica de los últimos años, sumado a la pandemia del coronavirus expuso aún más la brecha social y la pobreza creció. Ayer un informe del Indec señaló que la pobreza se ubica en un 40.9%. En tanto, el Índice de Indigencia -que comprende a las personas en situación de pobreza, pero que además sus ingresos no les alcanzan para comprar los productos que comprenden la canasta básica de alimentaria- ascendió al 10,5% al término del primer semestre, contra el 7,7% de enero-junio del año pasado.

Otro dato triste es el aumento de la pobreza en los niños fseñala que el 56,3% de las personas de 0 a 14 años son pobres. Esta situación, a la cual la región del Gran Rosario no es ajena, llevó a que los merenderos crecieran en todos los barrios periféricos de las distintas localidades.

«Nosotros antes hacíamos la comida tres veces por semana, después mermó porque es difícil conseguir los alimentos, porque cuando hacemos una olla popular no vienen solamente los niños,viene un montón de gente de todos lados y a veces no nos alcanza la comida, entonces nos cuesta conseguir para cocinar para 300 personas tres veces a la semana«, relató Eve.

A la mujer, la acompaña Milton, que se ocupa de buscar todas las donaciones para realizar las viandas de comida, Mercedes que se ocupa del roperito comunitario, recolectando ropa para las familias junto a Mari; Daniel que también colabora con juntar lo necesario para cocinar. Todos son del barrio, a ninguno les sobra nada, incluso todas son personas que viven al día pero un corazón tan solidario que se ocupan de ayudar a los demás. Otra mujer, llamada Daniela, viene desde Cañada de Gómez todos los fines de semana para cocinar 300 raciones de comida.

«Los que nos ayudan son gente y comercios de la zona, no recibimos subsidios ni donaciones de empresas y no tenemos medio de traslado por lo que nos ayudan personas que están siempre al tanto de lo que está faltando. Yo ayudo en lo que más puedo, soy mamá sola y trato de ayudar con mis asignaciones, con mi tarjeta alimentaria para ir tapando huequitos de lo que va faltando; es difícil todo esto. Los que vienen acá nos mandan un mensaje y tratamos de juntar, hay que limpiar, cocinar y vestir a los chicos, si les das de comer, no podés limpiar. Comer hoy es lo más caro», lamentó Eve.

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