“Vacunagate”: El ventajismo como deporte nacional

Por Ramón Soques

La Patria somos nosotros parecen entender Ginés, Valdez, Verbitsky y otros tantos.

Triste final para el primero de ellos, un sanitarista respetable. Para el segundo, amigo del Papa, parece que el uso de privilegios para colocarse la vacuna no sería pecado. El tercero, vaca sagrada del periodismo progresista, admirado en nuestros 90 como paladín de la justicia, denunciador de la corrupción del Menemato, nos dimos cuenta después que sus denuncias eran selectivas. Este censor ideológico de los gobiernos K, como si fuera un tipo en el bar jactándose con sus amigos que zafó de una multa, impunemente nos enrostra como se puso la vacuna por radio. Ingenuidad no, operación quizás, inaceptable sí.

Ramón Soques

Los privilegios del poder, nada que no hayamos visto en estos lares. Ahora bien, a no hacernos los distraídos, a no escandalizarnos como comentario de peluquería, el “ventajismo” es un deporte nacional.

¿Quién no tiene en el placard una ventajita consumada o en grado de tentativa? Por supuesto que hablando de funcionarios públicos o gente cercana al poder adquiere otra relevancia ya que esperaríamos conductas ejemplares. 

Si sumamos que hablamos de vacunas en una pandemia que nos llevó más de 50.000 argentinos, adquiere ribetes escandalosos. Pero aprovecho este caso para que intentemos pensar el daño que hace a nuestra sociedad la suma de esas “ventajitas” tan bien autojustificadas por cada autor de las mismas.

Yo creo que, en cada una de ellas, está la conformación del clima de “viveza criolla” que nos destruye. Cada vez más alejada de la realidad esa voluntarista frase: “que de esta salimos mejores”, al menos que nos sirva para poner en la superficie nuestra hipocresía y podamos debatir sobre esto que somos. 

Este caso extremo de lo que denominamos en este escrito como “ventajismo” puede servirnos para mirarnos al espejo como sociedad. Dura tarea le queda al Presidente, recuperar la confianza en el sistema de vacunación. A todos nosotros nos queda el control social para evitar que habiendo hecho esto el Ministro de Salud, se sume una nueva pandemia, la de los acomodos y la multiplicación de las “ventajitas”.

Mientras tanto, a seguir con nuestras vidas, el reloj sigue corriendo…

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