Catalina – Cassini: Crónica de un partido que no se jugó pero dio que hablar. (Primera Parte)

Catalina – Cassini: Fueron 10 días donde las sinrazones le ganaron al sentido común. El clásico de Capitán Bermúdez se corrió hacia Puerto San Martín y cuando los 22 jugadores estaban en el terreno de juego, el árbitro no tuvo más remedio que dar por finalizado el partido antes de comenzar por la falta de médico. Si lo contás no te lo creen… voy a hacer el intento de contar algunas sucesos reales con sus respectivos rumores.

Catalina – Cassini. El clásico que debía jugarse en Capitán Bermúdez.
Todo tiene un principio.

Todo lo que podían hacer mal, lo hicieron mal. Todo lo que les podía salir mal sin querer también les salió mal. Era jugar un partido de fútbol con los riesgos normales de dos equipos que se enfrentan ininterrumpidamente desde hace 35 años (sino más). Más allá de ser un clásico de ciudad y más allá de que alguna vez hubo incidentes.

El clásico de la ciudad de Capitán Bermúdez nunca fue un clásico de alto riesgo. Santa Catalina vs Villa Cassini debía ser un partido de fútbol, una fiesta y un orgullo para los clubes que les toca jugarlo. Obviamente, con los riesgos incluidos de un partido clásico, donde hay hinchas pasionales y donde siempre pueden aparecer los violentos. Pero para eso están los operativos policiales. La fiesta de un clásico de fútbol bien vale esos riegos, si se los intenta controlar con una organización y un operativo de seguridad a la altura.

El domingo 24 de octubre debía jugarse el clásico. Algunos días antes, varios dirigentes de Santa Catalina planteaban la posibilidad de que el partido se juegue en campo neutral y sin público. Algo de por sí, increíble para un equipo que venía ganando, y que le tocaba por fixture ser local de su clásico rival (el 100% de los futboleros del mundo si tuvieran que elegir dónde jugar contra tu eterno rival eligen jugar de local). Bueno, en este caso no era así… Y acá dejamos de lado a jugadores y cuerpo técnico que no podían creer que su propia dirigencia los estaba haciendo perder la localía, entre tantas otras cosas.

Después, desde la dirigencia quisieron acomodar las cosas con el plantel y dieron a entender que la Liga Sanlorencina era la culpable de que ellos no pudieran ser locales. Acto seguido, algunos dirigentes intentaron que fuese la propia Municipalidad de Capitán Bermúdez quién les inhabilitara la chance de ser locales y así quedar libres de culpa y cargo por no jugar en su propia cancha.

Rumor viene y rumor va. Siempre hay quienes quieren sacar ganancias de pescador cuando hay río revuelto, y empezaron a agitar contra todos en las redes sociales. Algunos contra Catalina, otros contra Cassini, otros contra la Liga o contra la Municipalidad de Bermúdez, también aparecieron los ventajeros políticos y quisieron ensuciar a un sector político o a otro. Y obviamente también aparecieron los hinchas para gastar a unos y despotricar a otros. Los únicos rehenes y víctimas reales, los futbolistas y los cuerpos técnicos.

Reuniones van, llamados vienen.
¿Cuándo se juega?¿y, dónde?

Dejamos de lado los rumores y pasemos a los hechos. Se convoca a una reunión entre las partes, incluida la Liga y la Municipalidad. Cada cuál expone su punto de vista y se resuelve de “común acuerdo” que el partido se iba a jugar en campo neutral y sin público. El de “común acuerdo” va entre comillas, porque si bien es cierto que se termina llegando a ese acuerdo, las partes en principio expusieron sus argumentos y no eran todos coincidentes. Por el contrario, el propio peso de la pregunta “es el clásico de Capitán Bermúdez, ¿es lógico que no se juegue en nuestra ciudad?” era lo que generaba la mayor carga de duda sobre qué determinación tomar. Después, viendo que no habría consenso real, las partes terminaron decidiendo “de común acuerdo” lo que todos ya sabemos. Por un lado, también era darle cierta tranquilidad a la dirigencia de Catalina en cuanto a su planteo de que no iban a estar dadas las garantías y que tenían “miedo” que sucedieran disturbios.

Pero hay más. Una vez que se resuelve que el partido se jugaría en cancha neutral (Puerto San Martín o Timbúes) y a puertas cerradas, la página oficial de Facebook de Santa Catalina, el día 22 de octubre, publica un comunicado informando lo acordado por las partes en la ya famosa reunión. Y es ahí donde las redes sociales y la opinión pública comienzan a meter presión y “sentido común…” Y comenzó la segunda ola de quejas y lamentos, los ciudadanos de Bermúdez se negaban a creer que el clásico de la ciudad se iba a jugar en otra localidad y sin público y pusieron el grito en el cielo.

Los teléfonos estaban al rojo vivo. La Municipalidad de Capitán Bermúdez se puso a disposición para hacerse cargo de toda la seguridad del partido y que se realice en la ciudad. Desde la Municipalidad, el viernes por la tarde estaban convencidos de que el partido día jugarse y además, jugarse en Bermúdez.

Entendieron que más allá del riesgo que se generen inconvenientes, la fiesta de un clásico de ciudad bien vale hacer el esfuerzo para que se juegue ahí, como corresponde. Llamadas van, llamadas vienen. Municipalidad, clubes, comisaría, Liga Sanlorencina, todos intentando solucionar algo que a esa altura ya escapaba de cualquier lógica.

Otra vez las partes acordaron de “común acuerdo” mantener lo resuelto “de común acuerdo” en la reunión presencial. Fundamentalmente para “no mandar al frente” a Santa Catalina. Es decir, que todos terminaron “cuidando” a Santa Catalina (a sus dirigentes).

Catalina – Cassini. Jugadores y Cuerpo técnico de Catalina, los principales perjudicados.

Pero hay más… Increíblemente hay más… Como los jugadores de Catalina se sentían abandonados a su suerte, por la dirigencia de su club, reclamaron una explicación. Y los dirigentes de “Santa” no tuvieron mejor idea que culpar a la Liga y a la Municipalidad de Bermúdez y a la policía, de todo lo malo que estaba sucediendo. Sí, los que en un momento decidieron mantener el “común acuerdo” para no mandar al frente a los dirigentes de Catalina se sintieron traicionados.

Para calmar las aguas interiores en Catalina, supuestamente entregaron una comunicación interna, entre la Liga y el club, a sus jugadores. Era un documento para corregir, con los temas tratados en la reunión y con algunas consideraciones preliminares, que no coincidían con las exposiciones que después realizaron las partes en dicha reunión. Sí señor, en esa famosa reunión del “común acuerdo”. Ese borrador con membrete de la liga fue filtrado adrede para acusar a los otros, obviamente.

Para empiojar más la cancha, ese borrador no oficial, terminó publicado en un medio de comunicación de la ciudad de Capitán Bermúdez, el sábado por la tarde y el domingo por la mañana, dando por real todo lo que decía esa hoja, y además sin firma de periodista alguno.

En esas notas mediáticas, se apuntaba a dejar mal parada a la Municipalidad de Capitán Bermúdez, siendo la acusadora la Liga Sanlorencina. Sí usted siguió el hilo, habrá entendido que justamente la Liga en todo momento había tratado de no dejar en evidencia a Santa Catalina, estirando cualquier cuestión reglamentaria para no generar un conflicto con el club (me pregunto, a esta altura si el club no estaba buscando, justamente, generar un conflicto con la Liga para ponerse en el papel de víctima… me lo pregunto, solo como una suposición). Con una nota más adelante con el título de la Municipalidad desmiente a la Liga Sanlorencina. Es decir, Santa Catalina directa o indirectamente generó un conflicto donde no lo había. Entre la Municipalidad y la Liga.

Catalina – Cassini. Si usted cree que ya terminó todo. Se queda corto.
Hay más. Mucho más.

La publicación de esas notas periodísticas hizo que otra vez los teléfonos se pongan al rojo vivo. La Municipalidad enojada con la Liga porque supuestamente había hecho un acta con información falsa. La Liga buscando entender qué era lo que había pasado, porque lo ultimo que tenían era el famoso “común acuerdo”. Después apareció el memo borrador interno y después se supo que los dirigentes se lo pasaron a algún jugador y estos a la prensa, creyendo ingenuamente otra vez en la palabra de sus dirigentes.

Y el partido a todo esto se juega o no se juega…

Bueno, hay más noticias para este boletín. Con todas las cartas sobre la mesa, ya no había dudas sobre quién era quién en este lío. Estaba clarísimo, interna y externamente, quienes NO querían que el partido se juegue, aunque perjudicaran a sus propios futbolistas. Y a esa altura, ya los futbolistas y sus cuerpos técnicos sabían quienes eran los que les mentían cotidianamente.

El partido ya tenía fecha y hora. También tenía lugar. Miércoles 27 de octubre a las 20 hs en la cancha de General San Martín, en Puerto. Se jugaría a puertas cerradas y solamente Primera División, sin partido de reserva. Los clubes podrían llevar un número reducido de dirigentes y colaboradores. Y no más de 25 jugadores y cuerpo técnico. El árbitro sería Matías Santiago, de los mejores exponentes del arbitraje en estos momentos.

Hace más de 30 años que se juega el clásico entre Catalina y Villa Cassini, créame si le digo que nunca vimos un desaguisado tan delirante como este. (Continuará…)
Leer la Segunda Parte.

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Dario Barone

Periodista integral y deportivo. Coleccionista. Loco, lector empedernido. Y apasionado por las cosas que me interesan.

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