“Hubo una violencia inusitada en la muerte de Fermina”

Fermina Barreto tenía 88 años, usaba un bastón para desplazarse cuando Leonardo G., la encontró sola en su precaria vivienda de calle Sagesse y América de barrio 2 de abril de San Lorenzo  cerca de las 11 de la mañana del pasado martes. La abuela no se pudo defender, el agresor la atacó con un objeto contundente en su cabeza y murió de un grave traumatismo encéfalo craneano que incluso le arrancó el cuero cabelludo.

Luego, el agresor se llevó una garrafa de 10 kg, una amoladora, una mochila, elementos de pesca y un  celular. Después se fue a la casa de la nieta de la anciana, que las  unía un patio y se llevó una plancha de pelo y nueve mil pesos.

Con la misma frialdad con la que mató a la mujer, el hombre se fue a buscar un remisse con la garrafa al hombro y una mochila que se había llevado de la casa. Se encontró primero con un vecino por calle Luis Borgui a pocas cuadras de donde cometió el asesinato y le pidió que le llamara un remisse, como éste hombre no tenía celular, se fue hasta un comercio y le pidió a la dueña que llamara un auto para que lo traslade.

Previamente dos vecinos de calle Sagesse, lo vieron a Leonardo cerca de las 11.00 merodeando por el lugar. También lo vio otra mujer, quien lo reconoció porque era hermano de un tal “wili”.Dijo haberlo visto agitado con una garrafa en el hombro y pensó que se había mandado ” una macana”.

Una remisera lo llevó hasta la planta de Total Gas ubicada en Avenida de los Granaderos en Capitán Bermúdez. Allí se bajó y habló con el encargado de la planta, le vendió una garrafa y una amoladora. El comprador declaró que Leonardo G., le dijo que necesitaba vender unas herramientas porque tenía familia y necesitaba el dinero, por lo que pagó una suma de $1.900. Las cámaras de seguridad identifican a un hombre con similares características aportadas por los testigos como una remera con un dibujo de una palmera y unas zapatillas nike negras.

La conductora del remisse, quien reconoció que el pasajero llevaba una garrafa y una mochila lo llevó hasta barrio Copello. El agresor le contó que había vendido unas herramientas por $3.000, pero el joven notó que se habían pasado de la dirección que este le dijo y le ordenó que lo bajara cerca de una iglesia. Le pagó con billetes de 100 pesos.

Mientras ocurría esto, en barrio 2 de abril comenzaba a correrse la noticia de la muerte de doña Fermina, la remisera que se enteró de lo ocurrido, se acercó a contar que había llevado al supuesto asesino. Una testigo que reconoció a Leonardo dijo que podía estar viviendo una vivienda en barrio Copello, y cuando la policía llegó al lugar, se encontró con una gran cantidad de personas,  familiares de Fermina, que estaban frente a la vivienda queriendo hacer justicia por mano propia.

A Leonardo lo detienen en calle Independencia al 200 pero estaba vestido con otra ropa y otras zapatillas. Las nike negras estaban en otro domicilio, a dos casas contiguas. Para el fiscal Lucente esas zapatillas tienen una huella muy particular que coincide con las que se encontraron en el patio de Doña Femina.

El juez Eugenio Romanini aceptó la imputación  de homicidio criminis causa del fiscal Lucente y le dictó prisión preventiva sin plazo a Leonardo G., que prevé una condena perpetua.

En la audiencia imputativa que se llevó a cabo este mediodía se conoció que el agresor tenía antecedentes por tres hechos de hurto con la modalidad escruche y que en todos los casos no se había impuesto una prisión preventiva.

“Fermina era una mujer de avanzada edad, vulnerable, que se desplazaba en un bastón  y que le costaba defenderse. Hubo una violencia inusitada en el hecho”, expresó el juez,

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