El mítico jugador rosarino falleció a los 74 años luego de sufrir un brutal asalto en su ciudad para robarle su bicicleta
Carlovich sufrió un derrame cerebral como consecuencia de un golpe en la cabeza que sufrió al ser víctima de un asalto en Rosario el miércoles. Después de pelear por su vida en las últimas horas en terapia intensiva y en coma, el ex mediocampista no resistió una operación de urgencia en las primeras horas del día por un edema. Así, en plena cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus, fue víctima de la inseguridad.
En boca de muchos estuvo su apodo, que con el tiempo reemplazó al nombre que le pusieron sus padres. Tomás fue el último de los siete hijos que tuvieron Mario, un plomero croata que fue el sostén de la familia, junto a Elvira, su mamá.
Su amor por la pelota nació en el rosarino Barrio Belgrano. Y fue amor a primera vista para el Trinche, que con el paso del tiempo creció y comenzó a jugar en las divisiones menores de Rosario Central hasta que hizo su debut en la Primera División del Canalla. Sin ser tenido en cuenta, Carlovich se fue a jugar a Flandria por unos meses hasta que recaló en el club que se transformó en su segunda casa.
“Para mí, jugar en Central Córdoba fue como jugar en el Real Madrid”, dijo alguna vez aquel mediocampista central que se hizo famoso en Rosario por ser especialista en caños. Es más, una de sus jugadas más recordadas fue el llamado doble caño, acción en la que Carlovich hacía pasar la pelota entre las piernas de su rival en jugadas consecutivas.
En Central Córdoba participó de cuatro etapas diferentes a lo largo de las nueve temporadas en las que jugó para la institución rosarina: de 1972 a 1974, en 1978, de 1980 al 83 y su último paso por los Charrúas fue en el 1986. Sumó 28 goles en 236 partidos con la camiseta del club de sus amores. También se desempeñó en Colón de Santa Fe, Independiente Rivadavia de Mendoza, Deportivo Maipú, Andes Talleres Sport Club y Newell’s Old Boys de Cañada de Gómez.
Sin la posibilidad de tener registros fílmicos de su juego en el ascenso por la época, históricos personajes del fútbol argentino lo llenaron de elogios destacando las capacidades futbolísticas del Trinche. Uno de esos fue ni más ni menos que Diego Armando Maradona, a quien encontró en febrero de este año. Cuando el histórico número 10 de la selección argentina desembarcó en 1993 para jugar en Newell’s, previo a lo que fue su último Mundial en Estados Unidos, el capitán del equipo campeón del mundo en México 86 dejó una frase para el recuerdo. “Yo creía que era el mejor, pero desde que llegué a Rosario escuché maravillas de un tal Carlovich, así que ya no sé…”.
Hace unos pocos meses, precisamente en febrero pasado cuando Gimnasia visitó la ciudad para enfrentarse a Rosario Central por la Superliga, Maradona y el Trinche se vieron las caras. En la concentración del Lobo, Diego lo vio a Carlovich y se dio un encuentro entre la leyenda que inmortalizó la camiseta número 10 de Argentina y el hombre que, para muchos, fue el mejor jugador que vieron en una cancha. “Lo primero que se hizo fue acordarse de mi vieja. ‘Trinche, la concha de tu madre…’ entonces se vino y me abrazó…. Me empezó a hablar al oído y no paraba. Hasta me firmó una camiseta y me puso ‘Trinche, vos fuiste mejor que yo’”, fue parte de la charla que tuvieron ambos.
Según cuenta la leyenda, el Trinche tuvo la oportunidad de irse a jugar a Francia o incluso al famoso New York Cosmos en los Estados Unidos, aquel equipo que hizo famoso fundado en la década del 70 y que tuvo como estrella máxima a Pelé y en el que también jugaron otras glorias del fútbol mundial como el brasileño Carlos Alberto y Franz Beckenbauer, campeón del mundo como jugador y como director técnico con la selección alemana.
Según Carlovich, fue el propio O Rei el que le bajó el pulgar y le impidió visitar una de las ciudades más famosas del mundo para jugar a la pelota, lo que él siempre dijo que hacía. “Hay comentarios malos, a mí me bajó el dedo Pele, esos son los comentarios que siempre me han llegado. No me gusta hablar, pero me parece que pasó eso”.
Elogiado por César Luis Menotti, José Néstor Pekerman y tantísimos otros nombres rutilantes del fútbol albiceleste, la historia cuenta que hubo un partido que marcó el valor futbolero de Carlovich. En la antesala de la Copa del Mundo Alemania 1974, la Selección disputó un partido amistoso contra un combinado de futbolistas rosarinos. Aquel equipo formado por cinco jugadores de Rosario Central y otros cinco de Newell´s tuvo al Trinche como figura descollante.
Acompañado por Mario Alberto Kempes, el Cai Aimar, Mario Zanabria y tantos otros, el mediocampista fue el más valioso de la victoria rosarina por 3-1. Tan bien jugó que, según cuenta la leyenda, el entrenador del seleccionado, Vladislao Cap, le solicitó al DT del combinado que retire a la figura de la cancha.
Solitario, el Trinche nunca deseó más de lo que ganó en el fútbol. Él siempre quiso jugar a la pelota, nunca soñó con transformarse en una figurita reconocida. Estar cerca de su casa, del lugar donde lo criaron sus padres fue el mandato de su vida. También el de disfrutar con la pelota en los pies, hacer caños, sin importarle si se entrenaba antes de salir a la cancha.
Tomás Felipe Carlovich fue uno de esos jugadores que quedarán para siempre en la memoria del pueblo futbolero que disfrutó viéndolo con la camiseta de Central Córdoba. O los que, a pesar de no poder poner play para revivir sus andanzas en un campo de juego, confían en el discurso que se transmitió de boca en boca con el paso de las generaciones que lo tienen como, tal vez, el mejor jugador que pisó el suelo argentino.
Infobae
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