El Gobierno Nacional tomó la decisión de fijar el salario mínimo en $180.000 para febrero y $202.800 para marzo, tras el estancamiento de las negociaciones en el Concejo del Salario. Este último, conformado por representantes gubernamentales, cámaras empresariales y centrales sindicales, no logró llegar a un acuerdo sobre el aumento propuesto por las centrales obreras, que buscaban llevar el salario mínimo a $288.600.
El vocero presidencial anunció la medida y señaló que, debido a la falta de consenso entre las partes, el gobierno intervino para fijar los montos de manera unilateral. La decisión se produce en un contexto de crecientes tensiones entre el gobierno y los sindicatos, quienes denunciaron la falta de voluntad política para llegar a un acuerdo satisfactorio.
La Confederación General del Trabajo (CGT) junto con las dos CTA presentó una propuesta al Concejo del Salario de un aumento del 85% a partir del primero de febrero, lo que situaría el salario mínimo en $288.600. Sin embargo, esta propuesta fue rechazada por las cámaras empresariales, lo que generó un punto muerto en las negociaciones.
Ante esta situación, se defendió la postura gubernamental de permitir que las paritarias salariales sean libres entre empleadores y trabajadores. Además, se cuestionaron las medidas de fuerza anunciadas por diversos gremios en reclamo de aumentos salariales, argumentando que el Gobierno Nacional no está comprometido con el diálogo y la estabilidad laboral.
El anuncio del salario mínimo se produce en un contexto de incertidumbre económica, con altos índices de inflación y una creciente presión sobre los ingresos de los trabajadores. La medida del Estado busca establecer un marco claro y previsible para las negociaciones salariales, aunque las tensiones con los sindicatos sugieren que el camino hacia un acuerdo integral sigue siendo difícil.
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