Una familia de Acebal está atravesando una grave pesadilla y solicita a la Justicia que intervenga. El caso involucra a una niña de 6 años que fue abusada por Carlos Fraga, un hombre de 80 años, quien fue imputado en diciembre de 2023 por la fiscal Noelia Riccardi por abuso sexual simple y quedó en libertad. Sin embargo, la familia de la menor, que ahora tiene 9 años, denuncia que el acusado está incumpliendo la orden de prohibición de acercamiento, ya que en la calle le lanza besos y realiza gestos obscenos.
La madre de la niña compartió en De 12 a 14 que realizaba tareas domésticas en la casa de Fraga y que llevaba a su hija con ella. Con el tiempo, comenzó a notar «comportamientos raros» en su hija. «Me empezaron a señalar cosas en la escuela. Se hacía pis, tenía miedo de los niños y un pánico hacia los profesores de gimnasio. Hasta que un día me cuenta lo que había pasado», relató.
Según lo que la niña contó, los abusos ocurrieron en varias ocasiones desde que tenía seis años. La madre expresó que nunca imaginaron que algo así podría sucederles. «El comportamiento de mi hija cambió drásticamente; lloraba por las noches, no quería salir de casa y estaba temerosa de todo», concluyó.
Los abusos denunciados se produjeron en octubre de 2022. Durante el proceso judicial, la Fiscalía ofreció a la familia de la menor la posibilidad de una probation, pero esta fue rechazada.
El padre de la niña comentó: “Lo que más nos duele como familia es que él sigue libre. Estamos viviendo un verdadero infierno. Es un pueblo de 10 por 6 cuadras, y el cruce con el abusador es constante. No puedo llevarla a la plaza, ni dejarla andar en bicicleta con sus amigas. La tengo que tener encerrada. Ella expresa que le gustaría ser una niña normal. Lo que deseamos es justicia; no quiero volver a verlo en la calle. Mi hija no tiene vida”.
“Estamos considerando mudarnos del pueblo. Queremos que la comunidad de Acebal sepa con quién estamos conviviendo y qué tipo de persona vive a nuestro lado. Es un mensaje para los padres: debemos cuidar a nuestros hijos. No actúo por la violencia porque creo en la justicia. Le pedimos a la fiscal que ponga una mano en el corazón y tome medidas. Ella no puede disfrutar de salir a tomar un helado con sus amigas. Anhelo que tenga una vida normal como cualquier niña. Reza todas las noches pidiéndole a Dios que la mala gente no se le acerque”, concluyó.
Por su parte, el abogado Agustín Molinari, que representa a la familia en la querella, explicó que la medida de prohibición de acercamiento del imputado a la víctima es “de imposible cumplimiento, ya que se trata de un pueblo de 6 mil habitantes. La distancia entre la casa de la víctima y la del imputado es de apenas cuatro cuadras”.
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