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La artista rosarina Ayelén Beker fue intimada por vecinos del edificio donde vive

Por Paula Vitale

La intimación surgió por medio de un cartel pegado en la puerta del edificio. El mismo decía que los vecinos estaban totalmente en contra de la realización de trabajos sexuales dentro del edificio. Remarcando que solo los departamentos pueden ser usados para vivienda familiar. Luego de las quejas, afirmaron que las grabaciones de las cámaras iban a ser usadas para una denuncia penal.

Inmediantamente, la cantante hizo una denuncia pública en sus redes. Con un video, contó lo que estaba viviendo, preguntando donde están las personas que hablan por ellas, afirmando que el trabajo sexual es un trabajo el cual le permite a ella vivir y que necesita que la dejen trabajar.

Este reclamo, despertó a sus miles de seguidores, que en forma de protesta apoyaron a la artista y la causa. El debate surgió porque piensan que está siendo agredida, frases como “furia travesti”, “para señalar la gente es rápida, para dar una mano jamás”, “solidaridad”, “estado y sociedad, dejen trabajar” se leyeron durante el día en las redes sociales.

“Como artista estoy censurada (cuidando a los demás) como #puta estoy haciendo algo malo pero la verdad es que necesito trabajar. Pagar mis impuestos y mi alquiler” Eso declaró Ayelen en Twitter y luego etiquetó a políticos rosarinos y diarios de la localidad.

La necesidad de supervivencia, en este caso, pone en crisis la convivencia en el lugar donde se vive. El desencuentro surge a partir de los derechos de cada parte. El derecho de privacidad, de una vivienda digna, de cubrir necesidades básicas contra el reglamento del mismo edificio que solicita a los inquilinos no usar los departamentos de manera comercial.

En esta situación pandémica y económica mucha gente no puede trabajar y el problema mayor surge en que hay que seguir viviendo, pagando un alquiler, comprando víveres y cubriendo las necesidades básicas. Algunas personas van en busca de trabajos que no siempre están “aprobados socialmente” y desde ese punto surgen miles de preguntas ¿Cómo seguir viviendo?, ¿el trabajo sexual es trabajo?, ¿realmente las personas que se manejan en ese rubro quieren hacerlo?, ¿los vecinos les molesta por un mandato social de ética o de seguridad?, ¿si yo estuviera en esa situación, que haría? ¿la privacidad esta puesta en juego? ¿de quién?, ¿cómo nuestra sociedad valora a las personas? ¿qué mascaras intervienen? ¿este reclamo está fundado simplemente por cuestiones de seguridad y respeto al reglamento? ¿o interviene el cómo ven a las personas? ¿interviene su apariencia u orientación sexual?

El código penal explica que se puede ejercer la prostitución por cuenta propia de manera licita. De allí surgen más interrogantes ¿en que se basaría una denuncia penal?, ¿es hostigamiento? ¿Por qué les molesta a los vecinos? ¿solo porque en el edificio existe ese reglamento?

En la nota dice “Los vecinos estamos totalmente en contra de que se realicen trabajos sexuales dentro del edificio, además el reglamento del edificio prohíbe las actividades comerciales dentro de los dptos. Es solo para uso de vivienda familiar”.

La primera parte pone en discusión más cuestiones, ya que los vecinos no explican porque están molestos, además de citar el punto normativa de convivencia del edificio. ¿Es necesario que sean más claros? ¿se puede llegar a un acuerdo?

En definitiva, para dar respuesta a estos interrogantes ¿Cuál es el posicionamiento ético político que atraviesa?

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