La fiscal Serena imputó por homicidio preterintencional a los cuatro policías implicados en la muerte de Maximiliano Heredia de 32 años el pasado 1° de julio. Aún restan los informes de la autopsia y un estudio clave que no pudo ser realizado porque el tomógrafo está roto. El joven llegó al hospital Granaderos a Caballo sin signos vitales, luego de ser cargado en la camioneta del comando radioeléctrico.
¿Qué pasó la noche del 1 de julio en Brown al 2200 de San Lorenzo que terminó con la muerte de Maximiliano Heredia de 32 años en un nosocomio de Cañada de Gómez? Es la pregunta que se hace la fiscal Melisa Serena, quien está a cargo de la causa penal y que hoy imputó a cuatro policías por homicidio preterintencional. Es que hay un “punto ciego”, como ella describió entre el momento en que se produce la detención del joven por personal del Comando Radioeléctrico de San Lorenzo, el camino que hacen hasta la sede policial y el Hospital Granaderos a Caballo donde llega sin signos vitales.
Un médico que atendió a Heredia confirmó que llegó sin signos vitales y que tuvo que ser reanimado y estabilizado durante más de una hora por profesionales del Hospital Granaderos a Caballo. Como el joven necesitaba una cama de terapia intensiva y estaban ocupadas por covid todas las de la zona, el nosocomio más cercano que encontraron con cama libre era el San José de Cañada de Gómez, donde fue derivado, pero mientras era trasladado, sufrió un paro cardíaco y tuvo que ser reanimado.
Al hospital de Cañada de Gómez ingresó sedado; tuvieron que aplicarle inotrópicos para aumentarle la presión cardíaca y la propia médica que lo recibió manifiesta que llega sin ropa, con muchos golpes y totalmente desestabilizado.
El médico de policía de Cañada de Gómez constata traumatismo de cráneo grave, con edema encefálico severo, contusión pulmonar con consolidaciones pulmonares, sangrado intenso bucal y nasal, edema y hematoma en ambas manos, hematoma suprarotuliano en rodilla derecha, escoriación en dedo anular derecha, hematoma en cadera izquierda voluminoso que se extiende hasta fosa lumbar, hematoma en el tórax, pectoral, hombro, en tobillo, en el pie, en brazo, y en abdomen.
¿Pero cómo llegó Heredia a morir en un hospital? La evidencia de la fiscal Serena se funda en informes policiales y toma de testimonios que señala que Maximiliano Heredia llega en horas de la medianoche del 1° de julio al maxikiosco 24 horas ubicado en Brown y Alem, a escasos 50 metros de su vivienda. El empleado del local relató que el joven estaba exaltado, bajo efectos de estupefacientes, y que lo agrede verbalmente. El empleado se asusta y en momentos en que circula el móvil policial a cargo del Inspector Rodolfo Muller y del suboficial Adrián Ferreyra, el muchacho le manifiesta la situación, por lo que van en búsqueda de Heredia quien ya se había retirado del local y cruzado de vereda hacia su casa.
El personal policial sale a su búsqueda, le da voz de alto, y Muller lo sigue hasta la vivienda de calle Brown 2242, donde él lo saca de la casa y empieza una lucha entre ambos. Heredia realizaba una fuerte resistencia a ser retenido, se había tomado de las rejas. Eso hizo intervenir al policía Ferreyra donde lo esposaron, lo colocaron boca abajo en el frente de la casa. Heredia gritaba que lo dejaran, y ante sus gritos, un vecino sale a la vereda en momentos en que el joven ya estaba esposado pero descontrolado y exaltado.
Cuando llega el personal de refuerzo conducido por los suboficiales González y Acuña, el vecino pudo visualizar como “el que estaba de acompañante (Acuña), baja y sin mediar palabra ya estando Heredia esposado sin poder defenderse, le propina un golpe de puño bastante fuerte al rostro”; luego lo suben a la camioneta y es llevado a la sede de comando, mientras Muller y Ferreyra se quedan recabando datos en el lugar.
Minutos más tarde, cuando era trasladado, Heredia comienza a ponerse azul, tiene problemas para poder respirar y es allí donde lo llevan al hospital Granaderos a Caballo sin signos vitales y donde tuvieron que desfibrilarlo varas veces. Heredia es trasladado a las 4.00 h al Hospital San José de Cañada de Gómez, con un paro cardíaco en el medio, sedado, inestabilizado, “llegó en un estado metabólico crítico, no respondía a ninguna reacción sensorial, no tenía movimientos, no había abierto los ojos ni había orinado. Pese a todo el esfuerzo del personal termina falleciendo a la 13.30 de la tarde”, señaló la fiscal quien imputó a los cuatro policías por homicidio preterintencional.
El punto ciego
El pre informe de la médica forense, que se realizó bajo el protocolo de Minnesota, que implicó la participación de no menos de cinco peritos arrojó que la causa de muerte hasta el momento es indeterminada. Se han realizado muestras tanto en lo que es toxicológico tanto lo que es nuestras veces de vesícula, estómago, hisopados bajo las uñas, que están en manos de Anatomía Patológica, como también se han tomado muestras de los pulmones.
“Lo cierto es que hoy esto es una materia de investigación en cuanto a qué fue lo que produce la muerte de Maximiliano”, añadió la fiscal, pero un testigo del hecho aseveró que cuando al joven lo cargan en la camioneta, ofrecía resistencia y estaba con vida.
“Hay un punto ciego para la Fiscalía y esto es lo que es materia de investigación, qué fue lo que sucedió desde el momento en que salió de la casa ya detenido por el personal policial, especialmente cuando ya estaba reducido donde no tenía posibilidad de defenderse cuando recibió el golpe de puño por parte del señor Acuña sin necesidad. No puede la Fiscalía decir que esto fue causal de la muerte, tampoco lo podemos descartar, es que todos los policías, que estaban en este momento nadie impidió que esto sucediera. También tenemos un punto ciego en cuanto al momento en que es aprehendido. Muller lo sigue hasta la casa, lo saca de la casa. Hay una resistencia fuerte que lo ven desde la esquina, incluso manifiestan que se caen al piso y esto también es materia de investigación, si este golpe al momento de caer al piso produjo este traumatismo de cráneo y este edema en la parte cerebral”, explicó la fiscal.
Para Serena “el uso proporcional de la fuerza y necesaria que según el personal policial utilizó, tiene un resultado que no es querido, hoy no puede descartar si este accionar tal vez es excesivo por una detención; porque no estaba ante un hecho delictivo sino que Heredia solamente estaba molesto, cargoso, quería que le dieran una cerveza y apenas vio el móvil policial se retiró del lugar”.
Aún resta una medida fundamental que es la toma de muestras del tomógrafo que no pudo ser realizada hasta el momento debido a que el equipo que se encuentra en el Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria no funciona y el cuerpo de Heredia se encuentra en custodia.
“Estamos hablando de profesionales, de un personal policial que está capacitado, que se encuentra con esta situación cotidianamente, con jóvenes en estado de exaltación o que estaban o que bajo efecto estupefacientes o alcoholismo de manera que deben tener una cierta precaución al momento de su accionar.
Finalmente, la fiscal explicó que, como aún restan medidas por tomar, es necesario que los testigos puedan declarar tranquilos. Incluso señaló que fue muy dificultoso que el vecino pueda hablar porque tenía temor debido a que los que participan en el hecho fueron personal policial y que esto genera que también haya muchos de otros vecinos que están en la misma circunstancia. Además, expresa Serena que es personal de las fuerzas de seguridad, tengan conexiones, que puedan acercarse a testigos, a conocidos de ellos, generando una peligrosidad para el avance de la investigación.
Nanci, la mamá de Maxi, mira la pantalla de la notebook y llora, al escuchar el repaso de las últimas horas de su hijo. Llora, se agarra la cabeza. No puede creer que perdió a su hijo de esa forma, tal como la fiscal la relata, y escucha a los abogados defensores intentar ensuciar la memoria de su hijo, que aunque sabe los problemas de adicciones que tenía, nada justifica que lo mataran. Perdió hace unas semanas a su esposo por coronavirus y no puede comprender tanto dolor.
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