Los tiempos de la infancia: mi hijo de dos años, aún no habla…

Hace veinte años, no existían estos diagnósticos…así concluía la charla con un médico luego de prescribir medicación para combatir el estrés y la ansiedad de una mamá.

La historia no es muy diferente para los niños que transitan sus primeros pasos por un maternal, un jardín o la escuela.

Es que hemos elevado tanto la vara de nuestras expectativas, logros a adquirir, títulos a alcanzar que no nos hemos detenido a pensar que quizás los niños necesitan ante todo eso: SER NIÑOS ¿Pero qué significa ser niño en el siglo XXI?

Quienes trabajamos desde hace tiempo con la primera infancia, niños hasta los 5 o 6 años, hemos sido testigos de la aparición de “Nuevas Infancias” – niños ÍNDIGOS, CRISTAL y otros rótulos para describir a bebés, criaturas que llegan al mundo a manifestarse, a SER en medio de un tumultuoso, vertiginoso y casi indolente mundo de adultos.

Padres que NECESITAN TRABAJAR pero ante todo adultos que anteponen a su rol paternante/maternante sus propias necesidades aún no satisfechas. Agendas apretadísimas donde no faltan horas de shopping, gimnasio, esteticista y con un poco de suerte, terapia.

Adultos que aún habiendo elegido tener un hijo, no han podido aprender a ejercer su rol de guía, compañero, mostrar autoridad, marcar límite y todo lo que conlleva acompañar la crianza de un niño.

Los primeros años de vida son determinantes, en eso coinciden a nivel mundial los mejores especialistas en niñez. Ahora bien, cuando es momento de que mi niño camine, hable, sume y reste, sepa las vocales…etc, etc, etc

Pues bien, la respuesta es similar a al que pretende saber cuándo es el momento de que deje el chupete, el pañal o camine solito…o sea, el momento ESPERADO dependerá de una conjunción de hechos psicobiosociales que están sujetos a cada niño en particular y a su círculo más íntimo de crianza. Por ejemplo, un niño que llegando a los 3 años aún no es capaz de formular una frase, puede ser llamativo pero más llamativo aún debió ser antes que ese niño pase horas frente a una pantalla, no frecuente una plaza, no establezca vínculos con otros sujetos y más aun no sostenga la mirada con su mamá/papá  y que antes del año no haya logrado la “sonrisa social”, esa sonrisa que nos dice “AQUÍ ESTOY”.

Es preocupante que nuestro hijo no hable, sin dudas, pero para que eso suceda debemos OCUPARNOS y no preocuparnos. Lograr una conexión con nuestro hijo es vital. Amamantarlo, si tenemos la suerte de hacerlo o bien darle una mamadera es la situación ideal para conectar con la mirada, el tacto, la palabra, la gestualidad…son los primeros momentos en que ese niño será consciente de un otro, podrá hasta espejarse en una sonrisa o una mueca. El momento de la higiene es otra gran posibilidad de conectar, de verbalizar una acción, de nombrar las partes del cuerpo, de hacer que ese niño poco a poco se convierta en un sujeto empapado de emociones y SENSACIONES que se replicarán día a día y se transformarán en nuevas acciones.

Vestir a un niño es enseñarle a vestirse sólo en un futuro, alimentarlo hará que el sepa cuando tiene hambre y cómo saciarlo, JUGAR con un niño es uno de los momentos MÁS SERIOS e importantes en la vida y para la vida. Es la oportunidad de “dramatizar” la realidad que nosotros conocemos pero en la que él aún es un aprendiz. Tirarse al piso, sentarse junto a ellos, llevarlos a una plaza tomado de la mano, buscar su mirada en una hamaca, ayudarlo a trepar un árbol y revolcarse en el pasto y las hojas son apenas algunos de los juegos más sensoriales y evocativos que podemos compartir junto a los niños.  Esos son los tiempos de la infancia…esos son los momentos CONSTITUTIVOS de un ser humano – infante, adolescente o joven que devendrá en un adulto seguro, feliz, autónomo y que seguramente así, con esos tiempos que les ofrezcamos no necesite saciar su ansiedad ni sentirá el estrés de los tiempos de un otro.

Prof Sandra Saavedra

Jardín Maternal. Kindergarten

IMPORTANTE: el presente artículo es de carácter informativo, sugerimos al lector consultar con los profesionales de la salud pertinentes.

 

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