Judiciales

Roxana Michl: «Yo soy inocente, yo no llevé a nadie a hacer un aborto, yo no maté a nadie»

«Lo único que yo les quiero pedir a ustedes que son quienes nos van a juzgar, que no quisiera estar en su cabeza, porque este caso es demasiado público, lo único que quiero pedirles es que me juzguen con justicia, nada más, porque yo soy inocente, yo no llevé a nadie a hacer un aborto, yo no maté a nadie, de hecho, ni siquiera sabía que mi marido estaba con ella y que estaba embarazada mucho menos». Así finalizó la exposición de Roxana Michl, la esposa de Gabriel Strumia, el amante de Paula Perassi.

Con la voz entrecortada por el llanto, Michl cómo era su vida familiar, que su pareja con Strumia lleva 31 años y tienen tres hijos. «Todo lo que tenemos lo hicimos trabajando. Yo me dediqué a mis hijos, a mi casa. Hasta este momento, teníamos una vida normal, de familia. Ahí fue cuando la vida nuestra, al menos la mía,  se convirtió en una pesadilla de la que no podemos salir. Ahora, hace casi 4 años mis hijos están solos, yo nunca quise trabajar para no dejarlos solos y ahora están sin su mamá y sin su papá».  

En relación a la desaparición de Paula Perassi, Michl recordó:  «Me enteré el día 19 (de septiembre) a la tardecita, casi noche. Yo había llevado a cambiar unos Nextel, el de Gaby que andaba mal, el mío que tenía roto el flex y otro que no recuerdo si era de Nico o de un chofer. Cuando llegué a mi casa, Gaby me dijo que necesitaba un número de ese teléfono porque Paula había desaparecido. A mí no me llamó la atención, o sea, no le presté atención. Me  parece haber hablado con Alicia después, la mamá de Paula, no recuerdo bien, si ella me llamó a mí o yo la llamé a ella, porque no me acuerdo haber tenido  el número de ella. Solamente hablamos dos palabras, que me dijo que Paula no estaba y ella estaba con los nietos. Yo le dije no quisiera estar en su lugar».

También relató el momento en que Strumia recibe el mensaje que decía que Paula estaba bien y se encontraba en San Juan: El martes a la mañana le llega a Gaby un mensaje a su celular, de Paula, diciéndole que estaba en San Juan . Cuando yo vengo de llevar uno de los nenes a la escuela él me lo muestra y me dice: mirá lo que me llegó y yo todavía le dije: por qué te llega un mensaje así a tu celular y él me dijo no tengo ni idea. Pero no me llamó la atención, como nosotros éramos conocidos de la familia, no me llamó para nada la atención.  Recuerdo que vinieron policías después a ver ese celular, pero conmigo no hablaron, hablaron con Gaby.

Michl continuó el relato diciendo:  «El jueves de esa misma semana, que fue el 22 de septiembre, a él (Strumia) lo meten preso, yo no estaba en mi casa, me había ido a llevar los chicos a la escuela». Y cuenta el recorrido que hizo buscando a su marido que según indicó, no atendía el teléfono y la preocupación que esa situación le causaba. «Como a las 16 horas hablo con el señor Puyol con mi teléfono». Michl  explicó que la comuniacación con el entonces Jefe de Cuerpos, fue porque tenían en el taller trabajos de él y quería avisarle que ya estaba listo el trabajo que les había encargado » y le comento que Gaby no estaba, ya no sé qué pensar de este lío.»  Puyol entonces le dice que vaya a la Unidad Regional y pregunte adentro. «Me dijeron que estaba detenido e incomunicado, y que si quería me podía llevar la camioneta.»  

En relación a cómo se entera de la relación entre Strumia y Paula Perassi, Michl asegura que nunca ningún policía le dijo nada, que se entera cuando al marido le hacen una entrevista con una psicóloga.  «Cuando a Gaby lo citan con la psicóloga, él habla con Adriana Bongiorno , que siempre fue la abogada nuestra para el taller y ella le dice si él me había dicho a mí que tenía una  amante. Él le dijo que no y ella le dijo: decile porque Roxana se va a enterar y es mejor que se entere por vos y no por otra persona o por los medios. Así que esa noche me lo confiesa». Y agregó: «No fue nada lindo, pensé en irme, en agarrar mis hijos e irme de mi casa. Pero también pensé mucho en mis hijos, ellos eran chicos los tres. Nicolás tenía 15 años y era el  más grande, Lautaro 10 y Agustín tenía 8. Ellos estaban acostumbrados a su mamá y a su papá juntos en familia y nosotros a esa altura teníamos todo el caso Perassi encima. Ya teníamos todos los allanamientos, las TOE, habían venido policías y uno no está acostumbrado a eso. Los periodistas llamaban y preguntaban por qué nos vinculaban con el caso Perassi y no quería darles otra cosa, no puedo darles este dolor a mis nenes. Decidí yo guardar mi dolor, mi bronca, todos mis sentimientos. Porque a nadie le gusta, es muy triste que la persona que está con vos tantos años te sea infiel,  es muy triste, duele, así que dije no quiero que mis nenes pasen por lo mismo. Así que decidí callarme, seguir adelante, hacer como si no hubiera pasado. Aunque no fue nada fácil, pero ellos me necesitaban ahí, una mamá fuerte no una mamá que no se bancara una humillación o no supiera entender la situación. Así que seguí ahí, adelante. Ellos siempre fueron mi fuerza y lo son hasta el día de hoy.»

Domingo 18 de septiembre, día de la desaparición de Paula

«Nosotros estuvimos en casa todo el día. Gaby estuvo, como dijo él, trabajando al costado de la pileta y Nicolás lo ayudaba yendo y viniendo con la camioneta. Algo que se puso en duda es por qué sacamos la filmación. Nosotros en mi casa tenemos cámara de seguridad porque el terreno nuestro es muy grande y trabajamos con camiones que no son míos, tengo tejido y es fácil que alguien se meta y robe», aseguró Roxana Michl.

Además, indicó que resguardaron las imágenes de ese día puntua, del 18 de septiembre «cuando a Gaby lo metieron preso en el 2011 no en el 2012, por eso es que Nicolás dijo que las cámaras se pisaban cada 6 meses, está bien, es así».

«Estuvieron trabajando ellos, como yo me ocupo de llevar y traer los chicos de la escuela, el fin de semana me ocupo de la casa y ellos estuvieron trabajando en la pileta. A la nochecita nos ponemos a tomar unos mates y Gaby me dice que no encontraba su teléfono y como ya estaba oscuro no lo veíamos y llamo del fijo para encontrarlo. Cortaba y volvía a llamarlo, el terreno es muy grande había que recorrer bastante. Cuando lo encuentra él, llama y me avisa». En su relato de esa noche, aseguró que luego  fueron a Guanabara a comer con los Piedrabuena :«Fuimos a comer esa noche como íbamos siempre».

El grito de ayuda

En relación a la grabación de una voz de mujer pidiendo ayuda, Michl aseguró que se trata de la voz de su hijo más chico, Agustín, que en ese momento era un niño y explicó que en su casa tenían un teléfono y en la oficina del taller otro.  Según recordó, era habitual que desde la casa se atendieran las llamadas del taller y cuando atendían desde allí, el teléfono de la casa quedaba descolgado ya que la linea era la misma. «Lo que se escucha es la voz de Agustín, el más chiquito que había agarrado la maña de jugar a los videojuegos con sus hermanos y gritaba así. Y se peleaban por la computadora, Agustín había agarrado la maña de gritar así para que Nicolás le deje la computadora».

Recordando la relación de pareja, Michl aseguró: «Nunca Gaby salía de noche, si se hubiera cambiado para salir a mí me hubiera llamado la atención. Él estaba siempre lleno de grasa, nunca se cambió para salir, por eso yo nunca me di cuenta. Me tendría que haber dado cuenta y esto no hubiera pasado, no hubiera estado presa y separada de mis hijos, pero no me di cuenta. El que es engañado es el  último que se da cuenta».

Hay una pregunta que me hicieron todos estos años: por qué no lo dejé a Gaby cuando me enteré que me había sido infiel. Hasta el día de hoy, no lo sé. Creo que pensé demasiado en mis hijos. Quise seguir adelante. Llevar la familia adelante. Ellos ya tenían demasiado. Para tener que  encima decirles que yo dejaba al papá», y reflexionó:  «Nosotros estábamos demasiado metido cada uno en sus vidas, el con el trabajo y yo con los chicos y no nos dimos cuenta de que nosotros dos teníamos que tener un espacio también. Alguien supo ver ese espacio».

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